Pregunto con una sonrisa en los labios, al oír su tono de voz. Si, su chico estaba aburrido.

--¿Ambos? No sé, no es lo habitual. Ha estado bien poder concentrarse en otras cosas e incluso entrenar un poco, pero ha sido aburrido sin tener nada que hacer. Espero un poco de acción en un rato.

--¿Tienes que salir ahora?

Pregunto ella con un poco de miedo. Uno que ya iba dominando, pero que seguía estando ahí, fuerte y decidido a quedarse. Pero era normal que se preocupara por él. Lo amaba y no quería que le pasara nada malo.

--Puede. Quizás algo ligerito.

La animación en su voz le confirmo que estaba decidido a salir de entre los muros de la base, y tener un poco de acción. Lo que fuese. Una patrulla, algo de entrenamiento al aire libre. Un paseo por la ciudad, para hacer acto de presencia. Lo que fuese le iba bien, siempre y cuando lo alejase del aburrido cuarto en el que dormía y la base en la que hacia su vida diaria durante su destino. Cabía decir que ella no estaba tan ilusionada con esa idea, pero confiaba en su entrenamiento y su instinto y experiencia. El no se arriesgaría así como así, y tenía que poner su corazón en ello.

--Ten cuidado ¿De acuerdo?

--Siempre, princesa. Lo sabes.

--Si, aunque no me hace más feliz.

--Ya queda poco.

Respirando hondo, miro el cielo azul que había sobre su cabeza y asintió, aunque él no pudiera verla.

--Se hace muy largo. Te extraño.

--Y yo a ti, diablillo. Dime, ¿Cómo fue tu día? ¿Qué has hecho hoy?

El intentaba alejarla de esos pensamientos y lo sabía, así que se agarro a ese salvavidas y respiro hondo, una vez más. Internándose en la calle la ultima calle que tenía que cruzar para llegar a donde vivía, presiono el teléfono entre su oreja y el hombro y acomodo su bolso.

En una mano llevaba una taza llena de café caliente. En la otra, agarraba su móvil, para seguir conversando con Alex, eso la dejaba sin oportunidades para buscar sus llaves.

--Oh, esto va a ser divertido.

Dijo, arrodillándose en la entrada del portal, dejo el café y el bolso en uno de los escalones.

Alex se rio suavemente. Sus luchas con el bolso, café y demás, eran legendarias y su chico solía reírse a su costa. Le faltaban manos y era inevitable que terminara arrodillada en el suelo, para poder liberar una de sus manos de algo y así buscar lo que necesitase en su bolso. En ese caso, las llaves. Las cuales, había sentido anteriormente en el fondo del forro, pero aunque estuviesen ahí, no iban a estar donde creía que estaban. Lo sabía. Era lo habitual que se desplazaran por voluntad propia y desaparecieran entre el montón de objetos que llevaba en su bolso. Por lo general llevaba bolsos más pequeños, pero con la práctica de profesor, solía llevar una agenda para apuntar ciertas cosas, necesitaba uno más grande. Y eso era un fastidio, por que entraban más cosas y eso quería decir que era el doble de difícil buscar algo en su interior.

--Con paciencia, amor.

Dijo un Alexander demasiado divertido. Entornando los ojos hacia la pared, escucho su risa cuando soltó un bufido irritado, mientras ella seguía buscando un juego de relucientes llaves, con tres llaveros distintos, un mini osito con una camiseta militar que Anne le regalo de su viaje a New York, y un pequeño candado en forma de corazón, del cual Alex tenia la llave en esos momentos.

Buscando con los dedos, descartando un objeto tras otro, resoplo con frustración cuando no dio con ella y ya preveía que tendría que vaciar el maldito bolso para encontrarla. Miro hacia abajo, al interior del bolso y siguió buscando.

Mi Soldado; Esperando a...Where stories live. Discover now