CAPÍTULO 1

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PARTE I

           
La observó, la observó y la observó. Por horas el señor Dermoth observó a la eficiente y muy profesional, Caroline Makis.
  Desde su despacho, con ambas puertas abiertas de par en par, podía ver como aquella mujer que no conseguía sacar de su cabeza, trabajaba en su pequeña oficina con paredes de cristal. Ubicada cruzando el pasillo, justo frente  él. Solo los separaba una pequeña recepción en la que trabajaba la secretaria que compartían.

Absorta en unos documentos que acababan de llegarle, no notaba la mirada de su jefe, una mirada que conociéndola la incomodaría de sobremanera.

Collin Dermoth, era un Irlandés, proveniente de Dublín, que se consideraba un tipo tranquilo, pero que cuando era necesario alzaba la voz, duro al momento de tomar decisiones y muy profesional. Para él, su compañía de marketing y publicidad, lo era todo. Adoraba a su empresa, la nueva y primera sede estaba a toda marcha desde que Caroline Makis, llegó a ordenarlo todo, y a revolucionar su relajado mundo, con su estricto y profesional carácter, demasiado seria para la mayoría.

  Y este como todos los días viernes, la señorita Makis y el señor Dermoth, tenían su reunión habitual de las 10 de la mañana, claro que este día en particular, todo cambió entre ellos, diciéndole adiós al profesionalismo, adiós a la cordura, adiós a la compostura, y "hola" lujuria.

  En cuanto Caroline, acabó de repasar la agenda y compromisos de la siguiente semana, ambos permanecieron en silencio, ella tomando nota de algunos ajustes que había hecho su jefe. Él, observaba cada movimiento y expresión que tenía, deleitándose con la cercanía después de todo, no todos los días conseguía estar tan cerca de esta mujer que tanto lo obsesionaba...

Habían pasado 8 meses desde que comenzaron a trabajar juntos, y cada día se tornaba más insoportable para la anatomía de Collin. Así que dispuesto a liberar la tensión que ella le provocaba, sin ser consciente lo soltó:

-Te deseo.

    Suspiró hipnotizado, admirando su belleza de cerca, como pasaba siempre que le hablaba, su mente se iba a otro lugar, un lugar en el que ella lo recibía con los brazos abiertos y con una inmensa sonrisa.

Alarmada por lo que creyó haber escuchado, levantó la cabeza de golpe y entonces lo vio, con la mirada fija en ella, soñando despierto a simple vista...

-Creo que no lo escuché bien, señor.
    Susurró enseguida, para no hacer notar su desconcierto.

Confusa y algo nerviosa aguardó por su respuesta al otro lado de la mesa del elegante despacho de su jefe. No podía haber escuchado bien, era su única explicación.

-Quiero tener sexo contigo –afirmó con seriedad y decisión.

    Lo dijo, eso que tanto se repetía en su cabeza cuando la tenía cerca, lo había soltado sin más, junto con el aire que estaba conteniendo con impaciencia, lo había dicho en voz alta, ya no había vuelta atrás, su deseo oculto por aquella mujer y solo le quedaba esperar que no lo tomara como acoso, porque realmente sonaba algo morboso

  El silencio se hizo dentro de la oficina, y al señor Dermoth, no le quedó más que observar y medir la reacción de aquella mujer ante sus palabras.

-¡¿Qué?!... ¿Cómo...? –chillo alarmada una vez tomó el peso de lo que había oído.
-Bueno...--
    Comenzó a decir Collin, divertido por su estupefacción, pero se vio interrumpido en una milésima de segundo por una ruborizada y escandalizada, señorita Makis.
-¡NO! Eso... no, ¿De qué está hablando? No quiero que me diga "como"
    Aclaró antes que pudiera siquiera responder.

Solo una noche...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora