—Como desee jovencita —reí —. Si me disculpa, iré a pedirlos con el chef —ella asintió divertida y me levanté de mi asiento.

Me dirigí a la caja registradora para hacer el pedido de Mabel y el mío. Pero algo llamo mi atención, la campanilla de la puerta del local había sonado.

Una linda chica de cabello castaño claro ondulado y puntas rubias estaba entrando al local. Hablaba animadamente con otra chica con los mismos rasgos pero ella con cabello laceo.

Una sonrisa se formó en mis labios al ver que se había percatado de mi presencia.

Ambas chicas se acercaron, claramente la de rulos venía con una sonrisa amplia.

—¿Dipper Pines? —preguntó con una sonrisa.

Asentí.

—¿Dylan y Juliette?

Las chicas asintieron.

No hizo falta que Dylan se lanzara contra mí en un abrazo.

—¡Dopper! —Chilló con una sonrisa—. No me creo que seas tú.

—Casi ni las reconozco chicas, han cambiado —sonrieron—. ¿Qué hacen el California?

—Cierta persona quería ver un desfile en vivo de zapatos —habló Juliette señalando a Dylan.

—¡Es que es mejor en persona que en televisión!

Reí roncamente. Dylan... realmente hace tiempo que no la veía. La conocí en Gravity Falls, fue una gran amiga aquel tiempo. Recuerdo el día que la conocí, Mabel se había ido de fiesta con Candy y Grenda por lo que decidí salir y ahí fue en donde la vi, aquella chica linda cuyo carrito de golf se había malogrado en medio de la nada bajo la lluvia.

—¿El carrito de golf ya no tiene problemas? —dije enarcando una ceja.

—Desde que lo arreglaste sigue perfecto...

Sonreí. Note como Juliette codeaba a su hermana y está se sobresaltaba.

—Amm... tenemos que irnos, quedamos en reunirnos con unos amigos que al parecer ya llegaron —señalo a un grupo de chicos.

—Oh claro, no hay problema... —sonreí, ella hizo lo mismo para luego irse—. ¡Espera!

Salí de la fila y me acerque a ella.

—Oye... no me gustaría perder contacto así que... tú quisieras... tú... quisieras... —me sonroje y me rasque la cabeza.

Note como Juliette viraba los ojos y de cómo rebuscaba algo en su bolso.

—Aquí tienes —dijo dándome una tarjeta —. El segundo número es el de Dylan.

Me sonroje y asentí. Las dos se despidieron para irse a su respectiva mesa.

Jugaba con la tarjeta en mis dedos, releyendo el número una y otra vez, hasta llegar a mi mesa.

—¡Llegaste! —levanté la vista, era Mabel con una sonrisa—. ¡Ya habías tardado mucho bro-bro! ¿Pediste mis panqueques?

Mierda, lo había olvidado.

—Eh... yo... —ella frunció el ceño, mirando la tarjeta que tenía en la mano.

—¿Y eso que es? —señaló la tarjeta con el número de Juliette y Dylan.

Escondí la tarjeta detrás de mí.

—N-Nada Mabs —sonreí falsamente.

En un movimiento brusco, logró quitarme la tarjeta, leyendo los números.

Forbidden PassionWhere stories live. Discover now