Capítulo 1

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—Mark, te he dicho miles de veces que no me gusta ser sacado de una junta por tus reportes de la escuela – el chico de doce años le miró con el ceño fruncido, no le tenía miedo a su padre así que sólo giró la cabeza de vuelta hacia la ventana del carro, no le importaba la mirada llena de enojo que su progenitor le daba — ¿Me estás escuchando Mark?

—No lo hace papi, te está ignorando – dijo de repente la pequeña que iba sentada a lado del joven.

—Eres una chismosa y metida – le mostró la lengua Mark.

—No le digas así a tu hermana – pidió él con tono severo, de esos que se usan para regañar a los hijos.

—Pues entonces dile que no se meta en donde no le importa – el chico regresó la mirada hacia la ventana, estaba molesto porque su padre nunca le hacía caso a él y siempre le daba de lado o al menos eso sentía.

—Hanna cariño, hablo con tu hermano – musitó para calmar a su hermano.

—Está bien – contestó la pequeña con un tono de reproche.

Junmyeon apretó con las manos el volante de su camioneta, iba manejando hacia su oficina puesto que tuvo que sacar a su hijo de la escuela debido a que se había peleado por tercera vez con un compañero de su salón. Suspiró con pesar, todo sería diferente si su amada Haneul estuviera ahí con ellos.

La familia llegó al fin al gran edificio que se alzaba en el centro de la ciudad, en donde estaba la compañía EXO Inc. que desarrollaba nueva tecnología, era esa la empresa que él presidía. Llegaron al estacionamiento y los tres bajaron del automóvil, Mark azotó la puerta cuando bajó e ignoró la mirada de desaprobación que su padre le daba, se puso los audífonos con música a tope y apresuró el paso, conocía muy bien el camino. Por otro lado Junmyeon esperó a que su pequeña Hanna bajara, le cerró la puerta y tomó su pequeña mano de seis años para seguir al joven que ya iba bastante adelantado. Ambos hijos tenían el cabello negro de su padre pero lo que habían heredado de su madre eran aquellos ojos expresivos que le habían cautivado en el pasado, sobre todo Hanna que hasta tenía el mismo curioso lunar debajo de su ojo izquierdo, igual a su madre.

— ¿Cómo te ha ido en clases? – preguntó a su hija dispuesto a escuchar lo que le contara.

—Muy bien, hoy estuvimos hablando sobre animales, Yori se cayó de su asiento, todos nos reímos porque fue muy gracioso – soltó una risa que inundó el ascensor al que habían subido – oye papi, ¿puedo tener un perro? – preguntó de repente cambiando el tema.

— ¿Un perro? No creo Hanna, el departamento en el que vivimos no está hecho para tener mascotas – contestó intentando no ser malo con su hija, la pequeña hizo un puchero.

—Olvídalo Hanna, él jamás nos daría algo así – comentó con cierto resentimiento Mark que les acompañaba en el elevador hacia las oficinas.

—No es por eso niños, yo – empezó a decir para explicarles pero un ligero grito de la pequeña le interrumpió.

Se alarmó al principio pero al ver a qué se debía el grito, se calmó. Y es que el elevador ya estaba pasando por la parte de desarrollo tecnológico en donde se exhibía todos los nuevos productos que la compañía realizaba. Los dos pequeños se pegaron al cristal del elevador, maravillados como siempre que iban de visita. Su padre los observó con orgullo, le gustaba su trabajo a pesar de lo ocupado que le tenía siempre. El elevador se abrió en la planta más alta donde estaban las oficinas de los ejecutivos.

Salieron de ahí directos hacia la oficina que quedaba al fondo, no sin antes saludar a varios rostros conocidos que los dos niños conocían muy bien.

— ¡Hey, Mark, Hanna! – se lanzó a saludarlos un hombre alto en traje negro.

— ¡Tío Channie! – gritaron ambos emocionados. Corrieron a los brazos del gigante y este los recibió con cariño.

—Ojalá así fueran cuando me ven – murmuró Junmyeon con pesar. Se acercó a ellos con una pequeña sonrisa.

— ¿Qué pasó en la escuela, Mark? – preguntó Chanyeol de repente, minutos atrás su amigo había salido corriendo de una junta excusando que su hijo le necesitaba en la escuela.

—Nada importante – contestó algo apenado el chico por su comportamiento. Chanyeol miró a su amigo y este negó con la cabeza en desaprobación, ya se comenzaba a imaginar que se debía por alguna pelea en la escuela.

—Niños, vayan a mi oficina, ahorita voy – les pidió su padre y de mala gana lo hicieron, una vez que se fueron se metió a la oficina de vice— presidente que tenía Chanyeol – otra pelea, no sé qué hacer con él, he intentado hablar, castigarle, premiarle, todo pero no funciona nada – le comenzó a decir sentándose en la silla enfrente del escritorio de su amigo.

—He estado pensando que quizá Mark sólo quiere llamar tu atención – sugirió Chanyeol.

—Le doy toda mi atención o eso intento, sabes que la empresa me roba todo mi tiempo – se llevó la mano a su cabeza con frustración – pero bueno, dime ¿cómo fue la junta?

—Intenté que fuera bien pero sin ti no podíamos hacer mucho, además la sección de publicidad exigía tenerte para su aprobación – le informó Chanyeol intentando no alarmar a su amigo.

— ¿Baekhyun? – Preguntó imaginándose al chico que se encargaba de la publicidad e imagen de la empresa, asintió el más alto – supongo que tendré que ir a hablar con él luego, ¿qué hay del informe de finanzas?

—Muy bien, sabes que Kyungsoo siempre es cuidadoso con todo, nos fue bien este trimestre – le dijo con alegría – lo que nos preocupa es la nueva sección de agricultura que hemos abierto, el ingeniero que contratamos, Kim Jong In parece tener ideas que la junta de infraestructura no aprueba – ladeó la cabeza meditándolo.

—Dile que me envíe sus ideas, la revisaré y si no me parecen las descartaré

—Entendido – contestó Chanyeol anotando ello para no olvidarlo después – una cosa más antes de que vayas a ver a tus pequeños diablillos – Junmyeon sonrió ligeramente antes ese sinónimo puesto a sus hijos, vaya que lo eran, pero eran sus diablillos – Yifan habló, dice que necesita hablar contigo sobre algunas cosas de la sede en China, al parecer al jefe de industrialización, Xiumin no le ha gustado el plano que se le envió y Lay se ha enojado por haberle rechazado el plano, ya sabes, conflictos de empresa – asintió, tenía tanto trabajo que le comenzaba a dar uno de sus ataques de jaqueca.

—Entiendo, entiendo – dijo levantándose de su asiento.

—Espera – le detuvo de repente Chanyeol, volteó a verlo esperando que no le dijera algo más sobre trabajo — ¿Y si renuncias? – se quedó estático, no esperaba que le preguntara eso.

—Sé que no soy el mejor jefe del mundo pero no creo que sea para que quieras que renuncie –soltó una risa nerviosa, Chanyeol comenzó a negar con la cabeza.

—Eso no idiota, me refiero a que lo dejes por los niños – frunció el ceño.

—No creo que sea bueno para los niños que me quede sin trabajo – Chanyeol carcajeó.

—Perdón pero creo que no me he explicado bien, digo que dejes a alguien más de mientras, la empresa es tuya así que no le veo el problema, así podrías tomarte unas largas vacaciones con tus hijos y no sé, darles el tiempo que se merecen – Junmyeon suspiró – vamos Suho, mereces descansar, ni siquiera cuando Haneul murió dejaste a la compañía – le había llamado por su viejo apodo logrando que sonriera ligeramente.

Y entonces la idea de su amigo no le pareció tan descabellada. Quizá eso le daría lo que su familia necesitaba.




Say yes (Suho/Junmyeon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora