Los Extraños

El Cazador

-Sigiloso y eficaz- pensó Clardriksen cuando se paro fuera del departamento. -Recuerda tu entrenamiento- se dijo. -El éxito de la misión depende de ti- apretó con fuerza la perrilla de la puerta y la giro lentamente mientras por su cabeza se paseaban pensamientos sobre lo raro e incomodo que le resultaba estar cubierto de una piel que no era la suya, extrañamente esos pensamientos llegaban a su cabeza siempre que estaba a punto entrar en algún combate.

-Ellos sabían lo que les sucedería si desobedecían las ordenes, así que no debo sentir lástima por lo que está a punto de sucederle- empujo suavemente la puerta y examino rápidamente el interior del departamento para asegurarse de que su objetivo no estuviese esperándolo para tenderle una trampa.

-Si no sigues las ordenes del alto consejo pones en riesgo el futuro de todos, ellos lo sabían bien- cerró la puerta con el mismo sigilo con el cual la había abierto, se desplazo lentamente por el pequeño departamento de soltero mientras sacaba el largo cuchillo que guardaba en su chaqueta, llego hasta el dormitorio, volteo hacia la esquina donde se encontraba la cama y visualizo un cuerpo tendido entre las sabanas; con un veloz movimiento de su mano se abalanzo contra la persona que yacía dormida e incrusto el largo cuchillo en su espalda.

-Está hecho- pensó con gran alivio, pero al cabo de unos instantes se dio cuenta de que su ataque había fallado, el cuerpo de la supuesta persona que se encontraba profundamente dormida no era más que una cascara de piel vacía sin nadie adentro.

-¿Qué demonios es esto?- se pregunto de manera acelerada y antes de que pudiera remover su largo cuchillo de la piel inerte, sintió que alguien salía del armario que estaba junto a la cama y se disponía a atacarlo; con más suerte que destreza, Clardriksen consiguió esquivar los movimientos de su atacante y asestarle un fuerte golpe en la espalda.

-Eres un traidor y por la tanto debes morir- le grito Clardriksen al extraño individuo que ahora se paraba frente a él, este se limito a expulsar unos desagradables sonidos de su boca; Clardriksen se movio velozmente hacia la cama para sacar su cuchillo de la grasosa capa de piel, pero cuando consiguió hacerlo el sujeto ya no se encontraba dentro de la habitación.

-Demonios, no puedo dejar que escape- exclamo este, corrió por la sala del pequeño departamento hasta llegar a la altaventana de la sala la cual estaba abierta de par en par y de la cual ahora colgaba el sujeto, Clardriksen se dispuso a asestar su cuchillo sobre lo que esta vez estaba seguro no era un simple cascaron vacio, pero su presa consiguió asestar un largo un salto hacia el pequeño callejón al cual daba la ventana.

-Si dejo que escape Teridax acabara conmigo- se guindo del borde exterior de la ventana e imito el acrobático salto que había realizado el dueño del departamento, pero para cuando creyó alcanzar a su presa, noto que este se encontraba recostado de la pared con un largo cuchillo igual al de Clardriksen atravesando su corazón, el cuchillo era sostenido por un joven alto y flaco de rasgos finos y cabello oscuro.

-¿P...po...por qué?- pregunto el dueño del departamento con las pocas fuerzas que le quedaban mientras veía como el espeso liquido color azul brotaba de la herida de su pecho, pero el joven no le contesto, se limito a observar con gran calma como el sujeto sucumbía a causa del dolor hasta perder la vida.

-¿Por qué hiciste eso Teridax?- le reclamo Clardriksen al joven que sostenía el cuchillo. -Ya casi lo tenía- pero teridaxno le respondió, se limito a verlo durante unos instantes con la misma seriedad e ímpetu con el cual se había quedado viendo a su víctima.

-Por poco arruinas la misión- le contesto Teridax luego de unos segundos mientras sacaba su largo cuchillo del cuerpo. -Si hubiese conseguido escapar hubiese alertado a todos los revelados de lo que estamos haciendo aquí y eso hubiese perjudicado tanto el futuro de nuestra misión como el de todos nosotros-.