—Entonces tendré que ponerle remedio —dijo suavemente, posando el brandy —Quiero que mi mujer esté siempre derritiéndose por mí, muriéndose por mi pe.ne.

_______ se quedó sin respiración, terriblemente excitada. Era demasiado. A su lívido no le importaba que lo único que Harry desease de ella fuese venganza. Éste seguía siendo el hombre con el que había soñado secretamente casi toda su vida.

Ya estaba excitada, reconoció. Si la tocaba probablemente estallaría sólo con su contacto. Respiró profundamente, pues no deseaba avergonzarse sucumbiendo tan pronto. Después de todo, el hombre que había anhelado durante tantos años era el mismo que le había arrebatado las riendas de su vida. Debía tener esto presente.

—Sácate la ropa.

Ella abrió los ojos de par en par. Levantó la cabeza de golpe topándose con su mirada atenta. 

—¿Q- Qué? —musitó sin aliento. Sentía como si el corazón fuese a salírsele del pecho. ¡Vaya! No perdía el tiempo con preliminares. 

Increíblemente, su mirada se intensificó aún más. 

—Sácate la ropa —repitió. 

—P- Pero la tripulación... 

—La ropa —dijo suavemente, recordándole con la mirada el acuerdo matrimonial. —Quítatela.

________ contuvo el aliento. Nunca había permitido que un hombre la viera desnuda a plena luz del día. Plantearse hacerlo era lo más espantoso que podía imaginarse. Pero, paradójicamente, también era lo más excitante. ¡Ojalá su libido no actuase por su cuenta! Harry deseaba venganza -no a ella-.

—Estoy esperando —murmuró— Quiero ver desnudos esos pezones sin nada que me estorbe la vista.

Ella se atragantó con la margarita, después posó el vaso. Vaciló un momento, pero inevitablemente, se levantó y se dispuso a desnudarse. En realidad no tenía otra opción, se recordó ________. Tendría que obedecer mientras pudiese o por lo menos hasta que encontrase una manera de salir de este lío. Si existía alguna.

—¿Te puedes dar la vuelta? —Pidió tímidamente, bajando la cabeza avergonzada. —¿Por favor?

—No. —Harry tomó su brandy y se arrellanó en el asiento. 

_______ alzó la mirada, sorprendida por la obvia excitación de su voz. Luego volvió a bajarla inmediatamente, observando el bulto prominente en sus pantalones. 

—Quiero mirar a mi esposa, no la trasera del jo.dido avión —dijo con voz pastosa. 

Ella se mordió el labio. El recuerdo de su padre diciéndole que necesitaba perder peso, que era demasiado gorda y desagradable, inundaba su memoria. 

—No tienes mucho que mirar —susurró— No estoy intentando retractarme de nuestro acuerdo, pero yo...

—Creo que tengo mucho que mirar —interrumpió él, sorprendiéndola— Ahora demuéstramelo. Estos pezones ahora son míos... y ese se.xo sólo me pertenece a mí. Quiero velos.

Inspiró profundamente intentando tranquilizarse, sus palabras la habían excitado más que sentir las manos de diez hombres acariciando a la vez todo su cuerpo. No deseaba sentirse atraída por él, vistas las circunstancias de su matrimonio, pero lo estaba. Era difícil no sentirse atraída por un hombre tan atractivo que, conscientemente o no, conseguía que se sintiese hermosa. 

______ inclinó la cabeza y comenzó a quitarse la ropa lentamente. Evitó cuidadosamente mirarlo, pero podía sentir como su mirada intensa devoraba sus pezones mientras se quitaba primero la blusa blanca de seda y a continuación el sujetador blanco de encaje.

Sólo túWhere stories live. Discover now