Quizás diez minutos después de que Mangel marchara decidí marcharme yo también. Llevaba unos días sin comer, y con eso de la peste negra era muy difícil encontrar alguien que mereciera la muerte pero que no estuviera contagiado. Supongo que tuve suerte al encontrar a un hombre amenazando con una navaja a una pobre chica contajiada.

Apenas tardé unos segundos en despachar a la joven, dándola un par de monedas, y arrinconar al viejo para alimentarme de él. No disfrutaba matando ni mucho menos, pero matar a gente mala, asesinos, violadores, secuestradores, simplemente hacia que el sentimiento de culpa fuera menor.

Un olor realmente delicioso proveniente del bosque captó mi atención. Tras esconder el cuerpo tras unos montones de basura me dirigí en busca de la fuente de sangre, deseando que fuera otro mal nacido que mereciera la muerte. Pateé algo y mis ojos se dirigieron al suelo. Un pequeño libro de bolsillo azul se encontraba ahí tirado.

El título estaba tachado y bajo el unas letras que a mi entender no tenían lógica alguna. Y el interior de libro se encontraba totalmente igual, expepto dos únicas palabras. <Amor> y <Sol>.

-De-devuelvemelo... - una voz se escuchó a apenas un metro de mi.

Fue un susurro rasposo que inevitablemente me alertó. Si no hubiera sido por la vista de vampiro, me hubiera costado bastante distinguir el cuerpo de un hombre tirado en el suelo, junto a un puñado de ropa.

Era un muchacho joven, entre los veinte y los veinticinco años. Tenía una barba incipiente y el pelo revuelto. Tiritando se aferraba a una cazadora e intentaba arroparse con ella. Pero yo sabía que no iba a durar mucho tiempo.

La marca de varios dientes en su cuello indicaba que había sido fuertemente mordido. Y a pesar de que la sangre seca rodeaba la herida, esta no cesaba de sangrar. Lo habían hecho así posiblemente con la intención de que su muerte fuera tremendamente dolorosa y agónica. Quizás ni siquiera lo recordaría si sobreviviera. Pero algo en él me incito a ayudarlo.

Me arrodillé lentamente a su lado, provocando que se asustara y intentara hacerse pequeñito. Con manos temblorosas cogió el pequeño libro que le tendía y se abrazó a el como si de un tesoro se tratara.

Tenía que ayudarle.

En el momento en el que mis ojos comenzaron a ponerse negros como la noche tubo intenciones de gritar, así que le tape la boca y mirándole a los ojos le tranquilicé.

-No te voy ha hacer daño. Vas a guardar silencio y te voy a ayudar a vestirte para llevarte a un lugar donde podrás descansar. Pero primero tienes que dejarme morderte, ¿de acuerdo? No va a doler.

Tragó saliva y tire de su brazo para clavar mis dos colmillos levemente en su muñeca, intentando hacerle el menor daño posible, inyectando en su sangre todo el veneno que en ese momento había en mi cuerpo.

Conseguimos vestirle antes de que su cuerpo comenzara a convulsionar. Media hora después estábamos en mi casa. Su cuerpo descansaba sobre la cama de invitados mientras el veneno se extendía por sus venas y su cuerpo perdía el poco calor que conservaba.

Apenas tardó tres días en despertar, cuando normalmente alguien normal tardaba de dos semanas a veinte días. Algo que me hizo extrañarme más fue el hecho de que no estaba sediento, como cabía esperar. Despertó como cualquier persona después de tomar de más. No recordaba lo sucedido después de ser mordido por aquella persona, y no quiso contarme que sucedió.

No insistí mas. Bastante había sufrido ya.

*Fin Flaskback*

Le tendí a Samuel una taza de café caliente mientras él seguía tirado en el suelo. Al menos había conseguido calmarlo un poco y se había dignado a contarme lo que había sucedido.

-¿Como éstas tan seguro que es él?

-Solo lo sé. Llevo un tiempo sintiendo algo extraño. No hay otra explicación Luzu.

Bueno, ahí llevaba razón. Yo también llevaba sintiéndome algo extraño estas últimas semanas. Pero en ningún momento se me había pasado por la cabeza que ese fuera el motivo. Prácticamente era imposible. Le había estado estudiando durante años. Siguiendo sus huellas, hablando con víctimas suyas como Samuel, pero que tuvieron la suerte o desgracia de que fuera él el que no los quisiera muertos. Había estudiado durante décadas su forma de actuar, y definitivamente esta no era.

Se supone que vivía durante veinte o treinta años en una ciudad transitada, y aveces volvía a ella varias décadas después. Nunca destacaba, nunca hacía amistades, pero si el relato de la hermana de Guillermo era cierto, estaba aquí, tenía amigos, y se estaba haciendo notar. No era su estilo, y mucho menos venir a vivir a un pueblo diminuto.

-¿Que crees que quiere? - pregunté.

-¿Y si ha venido por mi? - dijo Samuel, mirándome con los ojos abiertos como platos.

-No es su estilo, Michael no actúa así.

(N/A: Capitulo corto pero.. ¿que os ha parecido? A la mayoría os a intrigado el hecho de que posiblemente Sandra este embarazada... ¿quien sabe? Jajajaja. Esperó que os guste el capítulo y.. ¿Pensáis que es Michael de verdad? Si lo es, ¿porque habrá venido a Woken Hill? Y si no lo es, ¿tendrá algo que ver con el resto de la historia?

Atrévete a dominarme {Wigetta} Where stories live. Discover now