Capítulo 26: Rescate

Start from the beginning
                                    

—Supongo que es normal, ni siquiera lo conoce —nos miramos fijamente. No sé por qué, pero se me es más fácil hablar con el que con mi padre. Quizás es por la misma razón por la que Susej no logra hablar con sinceridad. Es difícil tenerlo frente, saber con certeza de que está con vida. Que de ahora en adelante no estaré sola, ahora tendré el padre que siempre me hizo falta—. Me ocurre lo mismo con mi padre —admito.

—No es fácil de asimilar todo esto —dice pensativo—, por años soñamos salir de aquí y reunirnos con nuestras familias, pero al mismo tiempo nos fuimos resignando a nunca volver a ver el rostro de nuestros hijos. Ahora las cosas cambiaron un poco.

—¿Realmente piensan que no hay forma de salir de aquí? —insisto.

—No la hemos encontrado aún —la misma respuesta que he escuchado por horas.

—Bien ya que te ves bastante conversador, ¿podrías contarme cómo fue que terminaron aquí? —pregunto esperanzada. Ya que mi padre no ha querido tocar el tema abiertamente.

—No te vas a detener hasta obtener las respuestas que crees que pueden sacarnos de aquí ¿cierto?

—No tengo intención de volverme anciana en este pantano —expreso.

Entre las ramas desnudas y entrelazadas, observo la cabaña.

Shema, Susej y Bianca, dejan la cabaña y toman un delgado sendero alejándose de mi vista. ¿Dónde habrán dejado a los dos elfos?

—Lyon me puso al tanto de lo que está sucediendo. También dijo que Maritza seguía en este mundo en una existencia etérea.

—Pareces sorprendido de eso.

—Lo estoy. Sé que Arcadia encontró una especie de diario, pro nunca supe que esa bruja seguiría entre nosotros.

El hada de invierno, se mueve con una fragilidad y elegancia digna de las hadas, algo que yo no he logrado y que dudo mucho logre. Su cabello brillante y blanquecino sobre sus delicados hombros como si fuera una capa de nieve.

Mi amigo Shema camina con pasos cortos, sus manos entre los bolsillos, no idea que hacer con ellas, o más bien le noto un poco nerviosos por la cercanía de la princesa oscura. Definitivamente entre ellos está ocurriendo algo. Susej, se mueve con gracias, su cabello negro trenzado hasta la mitad de la espalda se mueve al compás de su cuerpo. Por primera vez desde que conozco a la princesa oscura la veo tan tranquila, como una persona normal. Es como si la arrogante chica que me lanzo por un acantilado, ahora no existiera, o más bien, no existe cuando está cerca de mi amigo.

—Lo que sea que tengan esos dos va a traer muchos problemas, si mi esposa es como dices que es —. Argumenta Geraldo, sin apartar la vista de su hija y de mi amigo.

—Por lo menos a él Susej no lo lanzará por un acantilado, que lo haga su esposa es otra cosa —acoto mientras mi mente me lleva devuelta a ese horrible día.

—¿Qué mi hija hizo qué? —pregunta Geraldo Horrorizado.

—Esa es una historia que tocaremos cuando logremos salir de este lugar, ahora la única historia importante es la de usted y mi padre, envueltos en este lío —mi voz es fuerte y autoritaria.

Ya me estoy cansando de que todos le den la vuelta a la situación y nunca digan nada de lo que realmente quiero saber.

—Arcadia encontró aquel diario. Tiempo después ella tuvo esa loca idea de posicionar a la corte oscura sobre todas las demás, un solo gobernante para todo Encantus. Dada nuestra magia y lo que halló en el diario comenzó a buscar seguidores, y logro convencer a muchos. No creí que pudiera llegar uy lejos con esa loca idea, pero luego supe que quería liberar a Agadria y fue cuando todo se complicó.

Encantus. Alas de fuego (libro 3)Where stories live. Discover now