Capítulo diecinueve

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-¿Has discutido con tu amiga? - pregunté lentamente.

Y se apartó bruscamente de mi, llorando más ruidosamente.

-Yo no... En realidad... Yo pensaba que... - balbuceaba cosas sin sentido constantemente, así que la hice callar y la obligué a tumbarse.

-No es necesario que me lo cuentes, pero al menos tranquilizante. Voy a por un vaso de colacao caliente, ¿te apetece? - y aunque negó, sus tripas la delataron - Igualmente te traeré uno, con galletas, ¿de acuerdo?

Bajé a la cocina sobándome el trasero y pensando que podría ser tan grabe como para que ni hermana estuviera así. Aunque hubiera discutido con su amiga no creo que la afectara tanto, apenas llevamos un mes o algo más aquí, no pueden estar tan unidas, ¿o si? También pienso que puede ser porque la vino el periodo, pero quedaba descartado. Tampoco era tan grabe, aparte de que este le había venido hacia meses. ¿Entonces? Pensé que quizás el chico que la gusta se ha echado novia, y mil cosas más, pero todas terminaban extrañandome, porque conocía a mi hermana al fin y al cabo, y de verdad no se me ocurría algo que la pudiera haber afectado de tal manera. Sandra no era así.

Deje sobre una bandeja un par de tazas y un paquete de galletas y subí hacia mi habitación. De verdad me sentía mal, era mi hermana, debía conocerla. Y aun así no era capaz de saber que es lo que la ocurría. Tenía ganas de que me lo contara, pero tampoco quería presionarla, sabia lo mal que le hacía sentir eso a uno. Así que solo me quedo la opción de esperar todo lo tranquilamente que pude mientras ambos desayunábamos en mi cama.

-Hay un hombre en el pueblo - dijo, mientras mordisqueaba tranquilamente una galleta. - Es amigo del hermano de Carla. Me lo presentaron en la fiesta del bosque.

Lentamente deje mi taza en la bandeja y luego dejé esta en la mesa, para acomodarme al lado de Sandra.

-Desde que me vio no hacía más que mirarme y sonreírme. Es tan guapo...Al principio solo pensé que lo que quería era parecer amable conmigo, porque a Carla la sonreía también, pero cada vez que me fijaba en ello me daba cuenta de que no lo hacía de la misma manera. No se como, pero unos días después un número desconocido me hablo por whatsapp, y era él.

>Empezamos a hablar y unos días después quedamos. Me sentía extraña, puesto que él es mayor que yo, aunque nunca me ha dicho su edad. Solía decirme algo así como "Soy más viejo de lo que aparento", y yo solo me reía y continuaba mirándole. Hace unos días nos peleamos porque él quería ir muy rápido, sin embargo yo prefería esperar, estaba insegura. Él se enfado y no se porque pero terminé cediendo para que me perdonara.

¿Como podían existir personas así en el mundo? Sandra de nuevo lloraba, y yo, que para consolar a la gente soy algo inútil, me limité a abrazarla y arrastrarla junto a mi tumbándonos a ambos en la cama. ¿Que debía hacer? Por mi mente estaba pasando la idea de ir a reclamarle a aquel imbécil por hacerle eso a mi hermana. Y ya no por el hecho de que fuera mi hermana, si no también porque ella era menor, y él un adulto que se suponía que debería saber que esas cosas no debían hacerse. La rabia empezaba a hacerse presente, y cuando escuché como llamaban a la puerta casi suspiré aliviado. Dejé a Sandra tumbada en mi cama y bajé las escaleras indignado. ¡No sabía que cojones hacer!

No pude evitar sonreír cuando al abrir la puerta vi a Samuel ahí parado, pero la sonrisa tardó poco en desaparecer, sustituyendo la felicidad por la rabia. Desde abajo comenzaron a escucharse nuevamente los sollozos de mi hermana. Samuel me miró, frunciendo el ceño. Y yo solamente me dejé caer en el sillón, frustrado.

Eres bipolar, Guillermo.

-¿Que ocurre, Guille? - preguntó Samuel acercándose a mi.

Y no me quedó otra opción que contarle todo lo que Sandra me había contado. Me asombró comprobar que se lo había tomado casi tan mal como yo, y que él había decidido enterarse de quien era ese imbécil y reventarle la cara. Sonreí cuando lo confesó. Los pasos de Sandra nos hicieron a ambos girarnos y quedar frente a ella. Nos miraba haciendo esos pucheros que te salen cuando intentas retener las lágrimas.

-Sandra - dijo Samuel, haciendo que mi hermana le mirara - ¿Me puedes decir como se llama?

-Se hace llamar - dijo, sorbiéndose la naríz - Mich.

Y por una extraña razón, que mi ya cansada mente no se molestó en intentar comprender, la expresión de Samuel cambió y haciendo un gesto con su cabeza se despidió y se fue.

Por favor, que alguien me mate. Ya no soporto esta locura de vida que llevo.

Sandra se sentó a mi lado y subió los pies en el sofa, apoyándose en mi hombro. Alargué la mano alcanzando una manta que descansaba en un extremo del sillón y nos tapé a ambos.

-Quizás... esté embarazada - dijo Sandra, exagerando en mi opinión.

-Es muy poco probable, Sandra. No lo pienses más.

-Pero y si...

-No hay peros que valgan, calla y descansa. No queremos que mamá se preocupe, ¿cierto?

-Cierto - susurró, y luego cerró los ojos.

Comencé a acariciar lentamente su cabello, intentando darla la seguridad y tranquilidad que le hacía falta. No era capaz de imaginarme como debería sentirse en estos momentos, así que en vez de intentarlo preferí simplemente darla el cariño que necesitaba, y dejar de lado el tema, que a nadie le hacía bien. Pasé mis brazos a su alrededor y terminamos quedándonos ambos dormidos nuevamente en el sillón.

Eramos un par de marmotas.

(N/A: Ps... Capítulo corto y algo soso, pero no me queda otra si quiero desarrollar la historia como había pensado. He tardado mucho en subir, y no tengo ni escusa ni perdón, pero aun así me disculpo porque se lo que es esperar una actualización.

Espero que os haya gustado el capítulo dentro de lo que cabe, y por si a alguien le interesa, he encontrado un par de historias que escribí hace meses y quizás comience a publicarlas...

Muchos besos a todos, gracias por las 15.5K de leídas y todos los votos y comentarios, sois los mejores.

♥♥♥♥♥)

Atrévete a dominarme {Wigetta} Where stories live. Discover now