Esta es otra de mis historias cortas.
.×:*.°.• Gilbert •.°.*•.×.
Estoy en casa de Zack terminando un proyecto bastante aburrido de biología, realmente quiero que se termine ya para irme a casa a dormir. Hace un rato que ha oscurecido y estoy empezando a notar el cansancio, ya que mis ojos comienzan a cerrarse y me cuesta un poco seguir concentrándome.
- Gil, estás escribiendo encima de la mesa - dice cuando se le escapa un pequeño bostezo, que tapa con su mano.
- ¿Ah? - aparto el lápiz rápidamente. - Lo siento...
Zack me devuelve a la realidad con su voz apagada, se siente como si él tampoco tuviera fuerzas para hablar de una forma normal, pero aún así suena bien.
Tiene el pelo alborotado y no es que luzca muy bien por el cansancio, pero no puedo evitar dejar de mirarlo, de una forma u otra me gusta demasiado su rostro.
Llevamos varias horas trabajando sin descansar, de hecho ahora me cuesta mucho más concentrarme a su lado que antes, a pesar de que debería estar mas acostumbrado a estar cerca de él. Pero no es como si lo pudiera evitar.
- Deja eso, ya lo termino yo... - revuelve mi pelo. No sé de dónde saca esa fuerza porque yo a penas puedo reaccionar.
- L-lo siento. Estoy en mi límite... - me levanto de la silla y camino hacia su cama, donde me dejo caer. - Qué sueño...
- Puedes dormirte mientras termino, pero después tienes que revisar algunas cosas.
Como si pudiera dormir contigo aquí...
- Sí - asiento sin ganas.
Estoy tumbado sobre la cama de Zack, que es tan blanda como una nube de algodón. Su almohada huele a él y estoy tan nervioso con solo pensar que él duerme aquí, que no puedo dejarme llevar y cerrar los ojos por un rato.
- Ya he terminado - me avisa después de unos minutos.
- Lo revisaré... - hago un intento de levantarme, pero me gusta mucho estar ahí tumbado.
- No es necesario. Mañana tenemos un rato libre, así que lo revisaremos los dos en ese tiempo.
- No es justo que hagas más que yo...
- En realidad, tú eres el que más se esfuerza - sonríe.
Me gusta... Me gusta mucho...
Aprieto su almohada contra mi pecho y cierro los ojos un momento. Necesito coger fuerza para levantarme y marcharme a casa, pero seguramente moriría a mitad del camino. Nosotros vivimos algo lejos y ya estaba bastante oscuro, así que Zack se ofrecería a acompañarme, pero no quería molestarlo.
- Quédate a dormir - dice sin mirar, todavía sigue sentado en la silla de su escritorio.
- ¿Eh?
- Mi cama es grande y tu eres pequeño, si estás preocupado por eso... A demás, mañana te puedo prestar algo de ropa.
Deja de decir esas cosas...
- Gracias, pero quizás otro día... - lo rechazo mientras me levanto. - Me iré a casa... ¡No hace falta que me acompañes! Si voy corriendo no tardaré tanto...
Me pongo de pie y cojo mis cosas para marcharme antes de que él pueda decir algo más. Ya lo he rechazado amablemente y hemos terminado el trabajo, así que sólo tengo que volver a casa y dormir. Ni siquiera puedo pensar de forma clara, necesito enfriar un poco mi cabeza.