capítulo 2

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Al pasar los días, las suaves caricias seguían todas las noches y se sentía tan bien cómo para querer detenerlo sentir la compañía física era lo que más necesitaba en esas noches de soledad, la hacia olvidarse un poco de todo, y se conseguir aquella relajación aunque sea por unos simples minutos, ella debería tomar el valor suficiente.

03:56 marcó el reloj, la joven despertó de golpe al sentir algo más que una caricia, esta vez sentía algo que tocaba su pierna. Tensa y con miedo se armó de valor y viendo con la poca luz que daba su velador se abalanzó sobre eso dejándolo bajo de ella.

—¡Dime quién eres, que hacés en mi casa! ¡Llamaré a la policía!—Gritó con histeria, en ese momento una leve brisa hizo que la cortina se moviera permitieron entrar la luz de la luna, el reflejo de la luz hizo que lo viera, viera esa maldita sonrisa.—No puede ser.

—Sí niña, ¿Acaso esperabas un íncubo?—Él rió con esa voz tan masculina y profunda—¿Puedes salir de encima mío? Ah no ser que quieras otra cosa que está ahí.

—No, no gracias yo sí quiero seguir en mi estado de pureza.

Ella se movió haciéndose a un lado, pudo verlo con más detalle y era tal y cómo lo describían. Él se sentó frente a ella y aunque no podía ver más que su sonrisa la incomodidad que causaba era terrible.

—¿Por qué estás en mi casa?

—Porque me llamaste, y aquí estoy.

—Eso fue hace mucho, no tendrías que estar aquí y mucho menos en mi cama.—Solo se dio a reír ante lo segura que ella quería sonar.

—No tienes que fingir no tener miedo, porque sé que te doy escalofríos.

Él con tan solo tocar la pierna de la joven hizo que tenga la sensación más extraña entre miedo pero comodidad.
Con sólo observarla unas noches pudo saber cómo es su personalidad, dependiente pero triste, de mente loca pero es madura, raro hasta para el mismo Offenderman, aunque eso no le quita las ganas de al menos tener sexo una vez con la chica.

—¿Podrías dejar de mirarme? Siento que me acosas.

—Mujer, te estoy acosando hace días. Y sobre ello esta noche me quedaré aquí en tu cama.

—¿Quién te ha dado tanta confianza?—Desde luego que era aún peor tenerlo toda la noche en la habitación.

Trataba de mantenerse despierta mientras él aún parecía dormido, pero al ser tan tarde el sueño le ganó a la joven mujer, él sonrió porque salió triunfando en la noche así que la acomodó a su lado y la cubrió con una manta.

—Tienes tantas cicatrices cómo por fuera y dentro.—Dijo mientras observó los delicados brazos y piernas de ella.

...

—Offenderman, ¡Despierta!—De un sólo grito consiguió que despertara del susto.

—Gritos del demonio que tienes mujer ¿Que quieres?

—Si dejarías de abrazarme, tengo que irme.—Él tenía aferrada con sus brazos, dejándola inmóvil.

—Un rato más, aún es temprano.

—Mi Dios...sólo unos minutos, al menos cubreme, hace frío y anoche hacia más calor.

—Eso era porque llegué yo.—Rió mientras la cubría y apretaba un poco más.

—Uy si claro porque eres el rey de los calentones.

—Claramente sí.—Ella comenzaba a quedarse dormida nuevamente, tal vez se sentía cómoda en la temperatura ideal.—Oye no te quedes dormida.

Sick for you (offenderman y tu)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora