- Ja-Ja-Ja, muy graciosa – dijo sacándome la lengua y a Bruno también como una niña pequeña. Respire profundamente y trate de analizar lo que acababa de hacer y que decir.

- Perdón, te dije antes que-

- Si, lo se. No me molestaré, no te preocupes – dijo interrumpiéndome.

-¿Qué? – preguntó Bruno, que no había entendido que acababa de pasar. Frunció el ceño confundido por lo que Tania se rió y lo miró.

- La razón por la cual no me molesto es porque ya me dijo que si salgo lastimada por su sarcasmo natural, seria mi culpa, porque ella no quería venir – le explicó detañadamente.

-Oh... y eso es por...- dijo para que alguna de las dos complete la oración.

- Ella habla 90% sarcasmo- le respondió sonriendo. El rubio se rió por lo bajo y asintió.

Un grupo de cinco chicos se acercaron a la mesa en donde estabamos, y se sentaron con sus bandejas de comida.

- Hola brother – dijo un chico con el cabello negro, ojos marrones medios achinados, hacia Bruno y chocaron puños – Que hay Tania y... - dijo y levante mi mirada de mi comida cuando me di cuenta que se estaba refiriendo a mi.

- Ella es Ella, mi nueva amiga – dijo feliz.

- Un gusto Ella, soy Erik – dijo sonriendo haciendo un saludo militar.

- Asi que eres la nueva – dijo otro chico a mis espaldas.

- Em... si- dije en voz baja. Era un poco obvio, no había que remarcar.

- Si, y la nueva tiene un nombre, y es Ella- dijo Tania cuando el chico me llamo la nueva otra vez.

- Okay entonces, hola Ella, soy Brian – dijo y voltee a mirarlo cuando se sentó a mi lado. Era alto, con pelo castaño claro, casi rubio, con los ojos marrones. Se veía... ¿amigable? No se como describirlo.

- Él es Brandom – dijo Tania señalando a un chico de ojos marrones con el pelo marron - Él es Daniel – dijo señalando a uno con el pelo negro y ojos verdes – Y él es Aaron

- Que cuentas Ella – dijo el tal Aaron de pelo marron oscuro y ojos grices oscuro, sonriendo.

Todos tenían algo en común, que era un cuerpazo, con los brazos fuertes, y ni un rastro de grasa en su cuerpo. Se nota que están en algún grupo o equipo de deporte.

- Hola Erik, Brian, Brandom, Daniel y Aaron – dije señalando a uno por uno para ver si se me habían grabado los nombres.

- Correcto, buena memoria – dijo, si no me equivoco, Brian, que estaba sentado a mi lado. Alagador, ahora el reto era acordarme la próxima vez que lo vea.

-¿Hoy dia van a practicar? – preguntó Tania.

- Si, toda esta semana, hay que comenzar bien los partidos este año- le respondió Daniel - Ademas después del almuerzo nos están entregando las nuevas casacas.

Pare de escuchar cuando un grupo de chicas riendo entro a la cafetería. Ese grupo de dividio en dos. Tres se dirigieron a la mesa en donde estábamos y las otras dos a una mesa con... Sarah.

Esa chica en serio me odiaba. ¿Se había ido a otra mesa por mi? No, no creo que sea eso. No entiendo qué le he hecho, pero es divertido verla como trata de ponerme de mal humor. Cómo quiere hacer mi vida miserable.

La mire fijamente. Estaba con esa sonrisa falsa que podía engañar a cualquiera, y hacerlas pensar que es su mejor amiga y va a ser confiable. Felizmente tengo un sexto sentido y sé que no es verdad.

Dirigi mi atención a la conversación de la mesa cuando me di cuenta que Brian me estaba hablando.

- Asi que, ¿vendras? – pregunto mirándome.

- Perdón, ¿qué? – dije ya que no escuche lo que preguntó. Si fuera la Ella anterior, me hubiera sonrojado de la vergüenza por haberme perdido en el espacio, pero felizmente no lo soy.

- Que si vendrás a vernos practicar hoy dia, para escuchar la opinión de alguien que no sabe como jugamos normalmente – dijo sonriendo sin darle importancia a mi momento distraído de antes.

- Um...- no sabia que responder, la idea de no hacer amigos dada por mi diablito no estaba resultando bien. Apenas dije hola, y ya conozco a 5 personas más. Perfecto.

- No creo que quiera – dijo esa voz de arpía detrás mío - ¿No Ella?

- Prefiero que responda por ella misma – dijo Brian mirándo a Sarah con el ceño fruncido.

Lo pensé por unos segundos. Si Sarah no quiere verme ahí, entonces estaré ahí.

- Claro, ¿Por qué no? – fue lo único que dije.

- Perfecto – dijo sonriendo.

CambioWhere stories live. Discover now