Más que guardián y cazadora

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A pesar de los años transcurridos desde la última vez que se habían visto los sentimientos seguían intactos.

¿Cómo debería acercarse?

¿Con un "Hola, tantos años sin vernos", "de nuevo en un campo de quidditch" o un "estás hermosa"?

Las palabras se le atoraron cuando se imaginó frente a la chica, pero antes de que pudiera dar un paso en su dirección, dos pares de brazos lo detuvieron con fuerza.

–¿Qué...?

–Hola, excapitán –Fred lo saludó con una sonrisa enorme–. ¿Hacia dónde vas?

–Iba a ver a Katie –su lengua acarició su nombre, ya no era el mismo adolescente dominado por las hormonas o inseguridades sobre si lo suyo con ella iba o no a funcionar, además del miedo irracional acerca de la diferencia de edad, ahora esas trabas le parecían algo ridículo.

–Oh, no, no lo creo –una carcajada hizo que volteara al otro lado, donde George sacudía la cabeza con un aire divertido–. No irás con la hermosa cazadora rubia.

La ira lo inundó, intentó zafarse de los brazos de los gemelos pero, por primera vez en la vida, descubrió que no podía hacerlo como antes.

–¿Por qué no puedo?

–No creo que a su prometido guste que te acerques a ella –respondió Fred con sencillez.

Un dolor lo recorrió.

–¿Pro-prometido?

¿Cómo había pasado eso? ¿Cómo... cómo era que Katie lo había olvidado tan pronto? ¿Por qué el dolor no se iba?

–Sí –Jack apareció frente a él con una sonrisa triste–. Se ven muy felices, mira –se hizo a un lado, señalando el lugar donde se encontraba ella, con la diferencia de estar en compañía de un chico, quien tenía un enorme parecido con Cedric Diggory.

El dolor se expandió, impidiéndole hablar.

¿Diggory con su Katie?

–Ya no es tuya –Angelina apareció usando su uniforme de las Holyhead Harpies.

–Yo... –Oliver inspiró hondo.

–¿Irás a la boda? –Alicia apareció al lado de Jack, dedicándole una sonrisa amable–. Todos iremos ahí. Incluso Harry.

–Sí –confirmó el aludido, detrás de él–. Incluso llevaré a Hermione, recuerdo que durante el partido contra Hufflepuff querías besarla.

–¡Nos ayudó para que pudieras ver! ¡A mí me gusta otra! –soltó, intentando liberarse una vez más, para correr hacia donde estaba Katie y besarla, no podía ser tarde, no. No. No. No.

–Alto ahí, Wood –Leanne lo fulminó con la mirada, colocándose al lado de su mejor amigo–. No irás con Katie, ¿sabes cuánto sufrió después de tu rechazo? ¿Tienes idea de cuánto le costó superarte? No, claro que no. Pero te lo diré: mucho. Y ahora que puede ser feliz con alguien a quien no le importan esas tonterías de la edad no puedes ir y arruinarlo todo. No lo permitiré.

–Yo estoy enamorado de ella –Oliver intentó liberarse de nuevo.

Jack suspiró.

–Es tarde, amigo –su tono serio lo asustó, agudizando el dolor que seguía instalado en su cuerpo–. Se casan mañana.

Mañana.

Mañana sería oficialmente de Diggory y él estaría definitivamente fuera de su vida, mente y corazón.

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