Capítulo dieciseis

Start from the beginning
                                    

-Por muy tentador que suene eso último, no hace falta. Te perdoné en el momento en el que me regalastes a Tor.

-¿Te gustó mi regalo? - pregunté, alejándome solo un poco de su rostro, para poder observarle mejor.

-Me encantó. Casi tanto como la cara sonrojada que tenías en el momento en el que me lo distes.

Ambos soltamos una carajada ante ese comentario, pero todo se fue apagando hasta que solamente quedábamos nosotros dos metidos en una diminuta burbuja que nos hacía estar lo más pegados posibles. Observé sus labios detenidamente, y comencé a acercarme lentamente hasta estos.

Las manos de Guillermo se apretaron aun más en mi camisa cuando se dio cuenta de mis intenciones, pero se ve que mi ritmo no era el que él quería, porque en cierto momento fue él el que alzó su cabeza, para terminar juntando nuestros labios en un beso casto. No había lengua en ese beso. Era de esos en los que simplemente dejas que tus labios se muevan sobre los del otro, en esos en los que de verdad sientes cariño y no lujuria.

Haciendo alarde de mi asombroso equilibrio, quité mis brazos de ambos lados de Guillermo sin apenas separarme, y sin dejar mi peso caer sobre él. Agarré su cintura, sintiendo lo tibio de su piel, notando como esta se erizaba. Sus manos soltaron mi camisa para dirigirse a mi cuello y cabello, aferrándose a estos fuertemente, pero sin hacer daño.

Sentía como la temperatura de la habitación comenzaba a aumentar. Introducí mi mano en el interior de su camisa, y acaricié su piel, mientras que con la otra alce su mentón para dirigir mi boca a su cuello, provocando un sonoro suspiro que no supe identificar. Su pecho subía y bajaba rápido, mordía sus labios mientras mantenía sus ojos cerrados. No pude evitar quedarme embobado mirándole. Apenas un par de segundos después abrió sus ojos y me miró extrañado.

-¿Que... ocurre? - preguntó. - Vamos, no sonrías así, dime que ocurre.

-Que te amo.

-¿Sabes el significado de lo que acabas de decir? - dijo, acomodándose bajo mi cuerpo.

-Si. El que no sabes lo que significa eso para un vampiro, eres tú.

Y era cierto. Algo así, para alguien como yo, no era algo que debiera decirse a la ligera. Para un humano enamorarse quizás podía ser una de las cosas más simples, el amar a alguien, querer cuidarlo y protegerlo. Pero para un vampiro todos esos límites eran sobrepasados de una manera exagerada. Quizás por eso tenía miedo. Cuando un vampiro se enamora, todo es diferente. Todo es más intenso y más fuerte en todos los sentidos. Cuando el amor de un humano deja de ser correspondido, está más que claro que se sufre, pero cuando el amor deja de ser correspondido para un vampiro... Esto puede desatar en la locura, sin exageraciones.

Guillermo acarició mi mejilla, sacándome de mis pensamientos. Sonreía, con su cabeza ligeramente torcida hacia la derecha. Saqué mi mano de bajo su camisa, para después pasar ambos brazos bajo su espalda y abrazarle como un koala. Rió tiernamente ante mi abrazo y después paso sus brazos alrededor de mis hombros para corresponderme el abrazo. Se sentía tan caliente y agradable... Me preguntaba si él notaría el frío de mi piel, o si notaría que el latido de mi corazón era inexistente, o si quizás me veía demasiado pálido. Ahora la gente era realmente superficial, no como antiguamente. Y en verdad temía que algún día se cansara de mi, de mi forma de ser o de pensar, y era algo a lo que no estaba dispuesto en verdad.

-¿Tu me quieres? - dije sin moverme.

-¿A que viene esa pregunta? - dice revolviéndose bajo mi cuerpo, separándose lo suficiente para mirarme a los ojos.

-Olvídalo - digo, intentando esconder nuevamente mi rostro en su cuello, aunque sin resultado alguno.

-¿Porque me has preguntado eso, Samuel?- sus ojos me miran de manera amenazante.

Atrévete a dominarme {Wigetta} Where stories live. Discover now