El sueño

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Me quemaron las alas

Sentía esa sensación de libertad en mi rostro y una brisa tibia rosaba sobre toda mi piel, pero algo era extraño, en los extremos de mi espalda sobresalían una especie de capas gigantes. De pronto me percaté de que se trataban de alas, ¡PODÍA VOLAR! Veía desde lo alto un paisaje maravilloso con árboles frondosos, campo abierto y ese aire natural que solo había sentido hace ya tiempo en la sierra, donde nací. Me sentía realmente libre. Pero algo me hacía sentir insegura, sentía temor, volaba con miedo. Al percatarme estaba huyendo de dos hombres que me perseguían con armas, ellos vestían de negro, ambos eran altos. Uno de ellos era de tez morena y el otro de tez blanca. Los tipos misteriosos querían algo que solo yo tenía y que era un bebe que sostenía fuertemente en mi brazos. ¿De quién era ese bebe? ¿Por qué lo tenía yo? Y ¿Por qué esos hombres querían al bebe? No lo sabía.

Empecé a desesperarme, mientras huía rápidamente, esquivando árboles y casas, esto ya se tornaba más real. Esa sensación de protección me nacía. De pronto, simplemente, él bebe desapareció de entre mis brazos y era yo la que huía, los hombres ya no querían al bebe, me querían a mí. Querían mis alas.

Me escondí en el tejado de una casa precaria con techo de paja, y trataba de ver si los hombres andaban cerca, felizmente no, al parecer los había despistado. Cuando ya me sentía segura de que aquellos tipos ya no estaban cerca mire a la distancia una fábrica muy amplia, estaba ardiendo en llamas y poca gente, que se encontraba trabajando, estaba a salvo fuera de ella.

Emprendí el vuelto muy alto, fijándome si había peligro cerca, entonces pude ver que un hombre, de tez morena y cabello ensortijado, corría sin control aterrorizado del fuego ardiente. No lo dude ni un segundo y sin pensar en las consecuencias, volé en dirección a él. Al estar lo suficientemente cerca lo cubrí totalmente con mis enormes alas, cerré los ojos y el fuego cayó sobre mí. Sentí como las alas me ardían y era un dolor supurante. El FUEGO ME ESTABA QUEMANDO LAS ALAS. Sabía que con mis alas mi vida se acababa, lo podía sentir, esa sensación de libertad, algo que hace mucho no experimentaba. Fue entonces cuando caí al suelo y solté al hombre, al voltear para verlo vi que se encontraba bien, respiraba con dificultad debido al humo que se había adentrado en él, intente verle la cara pero todo se tornaba borroso y entonces sentí cómo lo párpados me pesaban y mis ojos se cerraban, fue entonces cuando él se incorporó sonriendo de una forma maléfica, pero no se le veían los ojos, el pelo los cubría y de pronto caí a un abismo de oscuridad, mis ojos se habían cerrado. Y así se dio el final de un sueño que quizás me quiso advertir de algo, pero igual agradezco la libertad que sentí al volar, a pesar de haber sido una fantasía. Sé que esto no queda aquí, me falta mucho que vivir, las alas podrán volver a nacer, lo sé, pero antes tendré que aprender a caminar con mis propios pies.

Contemplé lo que había escrito, un sueño más ¿Y ahora qué iba a pasar? Mis sueños siempre tienen esa peculiaridad de advertirme de algo, y siempre... siempre de una u otra forma se cumplen. Miré la libreta donde estaba escrito y me di cuenta que ya no me quedaban hojas para escribir 'Una libreta más, tendré que comprarme otra" pensé, desde que entre en la adolescencia empecé a escribir, era como una terapia o mejor dicho una especie de auto análisis, en ella estaban escritos mis miedos, preocupaciones y ese suceso... donde todo empezó, aquel 20 abril.

Di un brinco mientras mi corazón se aceleraba, me encontraba tan absorta en mis pensamientos, que el timbre de mi casa me asusto.

-!Ya va!- grite bajando corriendo las escaleras. Al abrir ahí estaba él.

-Hola-me miro serio- Perdona por no avisar antes de venir, pero ¿Podemos hablar?

-Hola, si claro pasa-le dije apartándome de la puerta para dejarlo pasar. Era raro que él estuviera tan frío y cortante, aunque últimamente no era el mismo.

-No, veras... seré breve que lo nuestro ya no da para más- me dijo y esto me cayó como un baldazo de agua fría.

-¿Qué? Pero ¿Por qué?- le dije y rápidamente sentí como mis ojos se llenaban de lágrimas, pero me las aguanté.

-Eres demasiado fría y eso no va conmigo, lo siento pero no puedo adaptarme a ti- me dijo fríamente.

-No era mi intención... lo siento- le dije apenada, él tenía razón.

-De nada sirve ahora Yohisy- me dijo con un rostro de molestia.

-Pero puedo remediarlo intentare cambiar...enserio- le dije en lo que parecía ser un suplicio.

-Siempre serás así, no te creo nada, además ya empezaras mis clases en la universidad y no quiero distraerme lo siento- diciendo esto dio media vuelta y se fue, dejándome a mi hecha un mar de lágrimas y dándome cuenta de que una vez más mis sueños no mentían, me habían cortado las alas, solo que esta vez no sabia si me volverían a crecer. 



Entre Tus AlasWhere stories live. Discover now