CONFIAR EN UN LOBO

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Grrrrrrrrrr. Después de una relación fallida, Bryn Roydan no tiene ninguna confianza que dar a los hombres. Pero no había contado con la determinación de Logan Sutherland. Su resistencia va decayendo hasta que finalmente cede a su deseo, solo para descubrir que Logan, aparte de ser atractivo y autoritario, es también un hombre lobo alfa. Lleno de una necesidad primitiva por hacerla suya, Logan atrevidamente la reclama en cuerpo, mente y alma.

Confusa y haciendo frente a la declaración arrogante y aparentemente imposible de Logan, Bryn se encuentra poniendo el máximo empeño en aceptar la realidad de su naturaleza y su fiera lujuria, en un esfuerzo para superar su pasado y aprender a confiar en el lobo.

Capítulo Uno

—He terminado con los hombres —declaró Bryn Roydan.

—¿Eso significa que tu cita de anoche no funcionó? —preguntó su amiga Clare Harrelson comprensivamente.

Bryn y Clare eran socias de la Librería Whispering Springs, además de ser casi como hermanas. Su íntima amistad se remontaba al momento en que se conocieron, en quinto curso. El dodge ball, un conocido juego habitual entre el atemorizante grupo de niños de once años, terminó con la enemistad de dos de sus miembros. De esta manera había comenzado aquella amistad larga y duradera.

Tomando un descanso de su floreciente negocio, las mujeres se habían instalado en un reservado del mejor restaurante de la ciudad, el O’Neal. El lugar estaba abarrotado. Las camareras corrían de un lado para otro con los menús y la comida, entre un continuo flujo de clientes que menguaban y crecían con la habitual prisa de la hora del almuerzo.

—Fue un desastre —contestó Bryn a la pregunta de Clare sobre su cita. Se retiró de la cara un mechón de su cabello rubio-cobrizo—. Fuimos a tomar una pizza a Antonia, antes de ir a ver la película. Comió como un cerdo.

—¿Exactamente cómo de parecido a un cerdo? —preguntó Clare, deteniendo el tenedor sobre una jugosa rebanada de tomate.

—¿Conoces a ese tipo de personas que pueden comer con los dedos, y, aún así, permanecer limpias? No es de ese grupo. Consiguió ponerse todo pringado de salsa y comida. ¡Fue de lo más vulgar! —aseguró Bryn con un dramático estremecimiento.

Clare rió tolerante.

—¿No crees que eres un poco remilgada?

—¡Espera y escucha el resto! —exclamó Bryn con el ceño fruncido— Fuimos a ver el estreno de una película de fantasía. ¿Has oído hablar de esas películas basadas en cuentos infantiles? Bueno, pues colocó uno de sus brazos sobre mis hombros. Le doy gracias a Dios, porque se lavó las manos antes de que saliéramos de Antonia. De cualquier manera, no paró de tamborilear los dedos sobre mi hombro. ¡Y no paró de hablar! Se pasó el tiempo haciendo estúpidos comentarios sobre sus acentos británicos e intentando imitarlos.

Bryn estaba totalmente lanzada.

—Entonces va y me dice, «deberías salir en la película». Desde luego, como una idiota voy y le pregunto por qué y me dice… «eres tan guapa que pareces una fantasía». ¡¡Eewww!!! ¿No es la frase más poco convincente que has oído en tu vida?

—Oh, no sé, creo que es algo muy dulce —contestó Clare con fingida sinceridad, agitando sus pestañas.

Bryn fijó la vista en ella con gesto disgustado. La diversión chispeó en los ojos de Clare, provocando una pequeña chispa como respuesta, hasta que ambas comenzaron a reírse disimuladamente.

Clare cogió su vaso de agua.

—¿Y qué le contestaste?

—Le dije que era tonto y que me perdonase pero tenía que ir al baño para vomitar. —Ante la elevación de cejas de Clare confesó—: Bueno, no vomité, aunque tuve verdaderas ganas. —Bryn se recostó en su silla con un suspiro.

CONFIAR EN UN LOBODonde viven las historias. Descúbrelo ahora