Mi cerebro actuó más rápido de lo que debió y cambió a una página que tenía pendiente por pedirle que se escribiese.

― Quiero salir. ― Me mantuve con la mirada baja. ― Cada segundo que paso aquí, me vuelvo un poco más loca que el anterior, y necesito, no, quiero salir.

― ¿Salir? ― Sin lugar a dudas su pregunta estaba cargada de burla― ¿a dónde?

―Al jardín, a mi casa, a la ciudad, no sé Adam, quiero... quiero tener algo que hacer o te juro que empezaré quemando algo. Así que ¿me dejas salir? Por favor, un minuto al menos. No te molestaría en absoluto.

«Y sí te molesta, no me importa, igual saldré».

Levanté la vista sólo para encontrarme con esos mieleros ojos. Recorrió mi cara entera con ciertos aires que no sabía que nombre darles, sopese mi palabrería unos momentos y deseé no haber dicho nada, seguramente estallaría contra mí y me daría un pan tostado para comer toda la semana. Maldita sea, ¿qué había hecho?

Adam apenas dio unos pasos en mi dirección, retrocedí y entrecerré los ojos cuando levantó una de sus manos, esperaba un golpe desde hace minutos.

― Tranquila, lo siento ― Su voz cambió a ser más suave ― Emily, no era mi intención, solo iba a arreglarme los anteojos...

Sonó justo como anoche.

―Sólo son reflejos― me excusé sonriendo. ― Lo siento, no debí haberlo molestado.

Adam dio un paso atrás mientras se metía las manos a los bolsillos, asintió con cierto aire convencido, lo veía en sus ojos.

― ¿Ya has desayunado? ― negué―Si te has aburrido, tienes un televisor en tu cuarto, hay unos libros por ahí, y hay comida botanera en la alacena, estoy seguro de que no habrá problema en que tomes algo, las compras se hac...

―Me he aburrido del televisor, ya me he acabado los dulces que había en la alacena, que por cierto deberían comprar algunos menos caros y con mas sabor, tienen el mismo propósito de cualquier forma; y los libros son de física, historia y química, ya no estoy en la preparatoria... ― Adam río y se volvió a la puerta― ¿no puedo salir entonces? De verdad, sólo déjame respirar, te juro que ni siquiera veré el agua de tu estúpida alberca.

― ¿Quieres leer conmigo un rato? No es lo mismo que salir, pero al menos te entretendrá, prefiero tenerte cerca de mi vista, si no te incomoda. Estoy seguro que al menos uno de esos libros serán de fácil comprensión lectora para ti.― me dio media sonrisa mientras brindaba una media sonrisa.

(...)

Adam se sentó en un sillón individual marrón, cerca del gigantesco ventanal había otro sillón, más grande y de color blanco; una escalera flexible estaba recargada en uno de los estantes, había una pequeña nevera a lado de Adam, y por dios santo, ¡este lugar debía ser diez veces más grande que mi antigua habitación! ¡Debe ser un tercio de toda la casa! 

Vaya ricachón presumido.

―Se te sale la saliva como a un perro― un pequeño paquete de toallitas húmedas cayó frente a mí― límpiate las manos, tengo varias primeras ediciones y no quiero que pierdan su valor por un descuido. No hay un orden en específico, así que tendrás que buscar uno a uno.

Asentí.

―Toma el libro que quieras, y cuando lo desocupes, déjalo en la mesita de allá, no tiene mucha ciencia, es como una biblioteca, a diferencia que no tengo una carpeta con la lista de todo lo que hay― señaló una mesa gigantesca en donde varios libros estaban apilados―, no sé si quieres algo en especifico que te pueda recomendar...

ADAM - en edición.Where stories live. Discover now