Parte 1

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Desperté e inmediatamente recordé lo que tenía que hacer hoy. Mi mejor amigo, que se mudó hace dos años a méxico, volverá por una semana. Siempre me ha atraído físicamente y sentimentalmente y por esa razón he decidido que haré una semana para recordar, una semana de puro sexo. Pedí un descanso en el trabajo así podría estar enfocada en la satisfacción sexual mutua.


Busqué las velas que tenía y las esparcí por toda la habitación estratégicamente. Puse la nutella, el sirope de chocolate, la mermelada y los cubos de hielos en un lado de la cama. Mis fantasías se harían realidad.Él llegaría aproximadamente en media hora así que decidí darme una rápida ducha y colocarme mi conjunto. Consistía en un sensual sostén negro con encaje y una tanga del mismo color, unas mallas se encontraban en mis piernas y unos tacones bien altos adornaban mis pies.

Me miré en el espejo y sonreí, sí que estaba bien sexy.El timbre sonó y corrí hacia la puerta. Al llegar intenté calmarme antes de abrir. Sonó nuevamente el timbre y esta vez abrí con una gran sonrisa en mi rostro, mostrándome casi desnuda frente a él.Sus ojos se posaron en mi cuerpo, mirando todos mis atributos, se centró en mis voluptuosos senos por un momento y reaccionó.Hizo contacto visual conmigo e inmediatamente me besó, acariciando así mis pechos, apretándolos sobre el brassier. Bajó sus besos a mi cuello y gemí en respuesta.

-Qué buena bienvenida- anunció.

Su mano bajó a mi feminidad y lo acarició por encima de mi tanga, una ráfaga de placer recorrió mi cuerpo.

-Ah- gemí

-Estás muy mojada, nena. Vamos a tu habitación para poder follar este coño más a gusto- sugirió agarrando mi culo y levantándolo.

Por reacción envolví mis piernas alrededor de sus caderas y me cargó con la erección frotándose en mi intimidad, sobre la tanga.

Señalé mi habitación y caminó hacia ella.

Abrió la puerta y se encontró con la bonita decoración que tenía preparada.

-¿Lo hiciste para mi?- preguntó mirándome con un brillo en sus ojos.

Asentí.

-Eres tan condenadamente caliente, no sabes cuánto tiempo te he deseado- dijo besando apasionadamente mis labios, jugando con ellos y terminando con un mordisco.

Me dejó en la cama acostada y se apartó de mi para quitarse la ropa, empezó con su camisa roja a cuadros, que le sentaba de maravilla, luego su jean y por último sus zapatos. Se dirigió a mi con la notoria lujuria en sus ojos y la gran erección.

Me mordí los labios en respuesta.

Acarició mi trasero, subiendo por mi espalda hasta llegar a mi sostén, que desató sin descomplicaciones. Besó mis pezones y los mordió de manera placentera y bajó sus besos a mi ombligo, deteniéndose a jugar con el piercing que tenía. Cuando se aburrió, me miró a los ojos y siguió bajando, encontrándose con mi feminidad aún cubierta por la tanga.

Bajó la tanga lentamente a través de mis piernas. Al llegar a mis pies lancé lejos la prenda y me dispuse a arrancar el molesto bóxer. Estábamos completamente desnudos, empezó nuevamente con los besos en mis pezones y sin previo aviso me penetró, abrió más mis piernas buscando una penetración más profunda y volvió a penetrarme, con embestidas fuertes.

Mordí mis labios.

-Oh nena te sientes tan malditamente bien, no te contengas, gime mi nombre-

-Ah, mmhhg, Alonso, más- arañé su espalda.

Él se encontraba sobre mi, penetrándome descontroladamente. La cama se movía cada vez que me embestía y una pequeña capa de sudor lo cubría.

-Ya me correré nena- avisó besando descaradamente mis labios.

-Hazlo aquí- señalé mis pechos.

Colocó su pene entre mis tetas y empezó a frotarlo hasta que todo el semen salió. Gimió mi nombre y arqueó su espalda. Con mis dedos, tomé un poco de ese líquido y lo pasé por mis labios, probando esa dulce y salada delicia.


Relato erótico. Alonso Villalpando. HOT. CD9Donde viven las historias. Descúbrelo ahora