Holiss!! No me quería ir a dormir hoy sin dejarles este capitulo.
A mi me gustó mucho, capaz pq me fue re dinámico escribirlo jajsjaja
Al día siguiente, la mañana se manifestó de manera usual, aunque cargada de una pesadez invisible que se instalaba en su pecho.
Lisandro despertó mucho antes que Enzo, algo raro en él últimamente debido a su estado, pero es que la ansiedad le había robado el poco sueño que en ese último tiempo había logrado conciliar. Se movió con lentitud, cuidando de no despertar al alfa, y se dispuso a preparar el mate.
El silencio en el pabellón era absoluto, una calma extraña que hacía que cada pequeño movimiento retumbara contra las paredes de cemento. El sonido del chorro de agua caliente cayendo sobre la yerba se sintió ensordecedor, incluso con un eco metálico que se expandía por la celda; la mayoría de los presos todavía dormían y no se escuchaba ningún ruido tosco cerca, ni gritos, ni el chocar de los platos metálicos. Solo el siseo del agua y el roce de sus manos.
El omega se acomodó en una de las sillas improvisadas que tenían ahí, sosteniendo el mate tibio entre las manos para calmar el temblor de sus dedos. Abrió un paquete de galletitas nuevo y se quedó mirando a un punto fijo en la pared descascarada, dejando que los minutos se escurrieran mientras el primer rastro de luz grisácea se filtraba por los barrotes.
Enzo se removió en el catre, arrastrando las frazadas para no desprenderse del calor tan rápido. Se incorporó de golpe, con los ojos inyectados en sangre y el corazón acelerado, encontrando la figura de su amigo sentada en la penumbra.
"¿Qué? ¿Ya te vas? ¿Qué hora es?" preguntó Enzo, con la voz rota por el sueño y esa angustia latente que no lo había dejado descansar de verdad.
"Todavía no, gordo. Recién son las ocho," respondió Lisandro en un murmullo, extendiéndole el primer mate. "Tomá, despertate tranquilo. Todavía nos queda un rato."
Enzo tomó el mate medio adormilado y miró a su compañero de celda, aguardando silencio por pocos segundos antes de simplemente decir : "Te voy a extrañar a vos, puto." Y sin querer, eso que se había guardado desde el primer llamado de Julián confirmando que estaban moviéndose para el traslado, se hizo presente. Sus ojos marrones oscuros brillaron y, lentamente, esas pestañas llamativas empezaron a empaparse. "Y no me descanses a mí, gato. Que se me fue el Juli y ahora te me vas vos..."
El ruido del mate hizo que Lisandro por fin le prestara atención a eso que ya empezaba a sentirse como una despedida. "No pasa nada... yo me la banco solo y fue, pero... nada, feo. Quiero que te acuerdes de mí y que cuando salgamos me dejes seguir siendo tu amigo, ¿sabés? Quiero estar para el bebé también. "
Lisandro apenas pudo asentir, agarrando el mate con la diestra para cebarse. De repente, esa vulnerabilidad que le traía el embarazo volvió a salir a flote. No porque quisiera, pero ayer se había despedido de su alfa y hoy, se empezaba a despedir de su compañero, de su amigo leal. Todo se sentía demasiado, pero era muy tosco como para aceptar lo mucho que lo quería.
"Portate bien... es lo único que te pido... hacé las cosas bien, allá no tenés que probar que la tenés grande. Pensá en tu cachorro..."
Y con esas palabras finales Lisandro decidió que era muy temprano para tanto sentimiento. Levantó la cabeza y con un corto asentimiento, le dio a entender que cada palabra que salía de la boca de Enzo era apreciada y escuchada. La despedida formal no fue tan emotiva ni muy complicada.
Lisandro apenas pudo llevarse dos boludeces que le permitieron los milicos del otro penal, y Enzo lo abrazó tan fuerte que le pedía a gritos que recordara sus palabras de hacer las cosas bien, o bueno, por lo menos intentar.
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PRISIONERO DE VOS | cutilicha ; julienzo
Randomdónde julian cae preso por un delito que no cometió y se encuentra con una manada llena de heridas viejas y encuentros forzosos en la prisión más nefasta de Buenos Aires.
