"Es muy alto", le dije.

"Pero eso es lo divertido! No sería tan divertido si fuera una caída corta. De ser así, mejor si rebotaras en un trampolín real!"

Recuerdo haber jugado con la idea; Dejarme caer en el fresco aire, y rebotar en algo que mis ojos no podían ver. Pero el realista en mi, prevaleció. "Quizas en otra ocasion", le dije. "No se si tenga tanta imaginacion. Podria lastimarme".

La cara del Sr. Bocón se contorsiono con un gruñido, pero solo por un momento. Decepcionado, se metió debajo de mi cama, donde estuvo quieto el resto del día.

La mañana siguiente el Sr. Bocón llego con una pequeña caja. "Quiero enseñarte malabares", me dijo. "Aquí hay algunas cosas que puedes usar como practica, antes de que te de tu primera lección".

Mire la caja; Estaba llena de cuchillos. "Mis papas me mataran!", le grite horrificado de que el Sr. Bocón había traído cuchillos a mi cuarto objetos que mis papas no me dejarían tocar ¡nunca!

El Sr. Bocon gruño. "Es divertido jugar con esto. Quiero que lo intentes".

Alejé la caja de mi. "No puedo. Me regañaran. Los cuchillos no son seguros para aventarse".

Las cejas del Sr. Bocón se cerraron, molesto. Tomó la caja con los cuchillos, y se metió debajo de la cama, otra vez durante todo el día. Me empezaba a preguntar que tan seguido se la pasaba debajo de mi.

Desde ese entonces, empecé a tener problemas para dormir. El Sr. Bocón, me despertaba en la noche diciéndome que había puesto un trampolín real debajo la ventana, uno enorme que no podía ver en la oscuridad. Siempre me negué y trataba de volver a dormir, pero el Sr. Bocón persistía. Algunas veces, se quedaba a mi lado hasta el amanecer, animándome a saltar.

Ya no era tan divertido jugar con él. Una mañana, mi mama fue hacia mi cuarto, y me dijo que tenía permiso de ir a caminar afuera. Pensaba que el aire fresco sería bueno para mí, especialmente después de estar confinado a mi cuarto por tanto tiempo. Con emoción, corrí hacia el patio, esperando poder sentir el sol en mi cara.

El Sr. Bocón me estaba esperando. "Hay algo que quiero que veas", me dijo. Debí darle una mirada fea, porque entonces me dijo: "Es seguro, no pasa nada, te lo prometo".

Lo seguí hasta un viejo camino que corría a través de los bosques detrás de mi casa. "Este es un camino importante", me explico. "Tengo muchísimos amiguitos de tu edad. Cuando estubieron listos, lo lleve por este camino. A un lugar especial. Todavía no estás listo, pero algún día, espero, lo estarás". Regrese a mi casa preguntándome, que tipo de lugar existía más allá de aquel camino.

Aproximadamente dos semanas después de conocer al Sr. Bocón, empacaron la última carga de cajas en el camión de mudanzas. Me fui adelante con mi papá, en un largo recorrido hacia Pennsylvania. Había considerado en decirle al Sr. Bocón que me iba, pero aun teniendo 5 años, sospechaba mucho de las intenciones de la criatura, a pesar de lo que me decía. Fue por esta razón que decidí no mencionar nada de mi mudanza.

Eran la 4:00 am cuando mi papa y yo estábamos en el camión. Mi papa esperaba llegar a Pennsylvania para la hora de la comida al día siguiente, con ayuda de una larga dotación de café y bebidas energéticas. Recuerdo que se parecía mas a un tipo que estaba a punto de correr una maratón, que un tipo que se la pasaría sentado por un par de días.

"¿Muy temprano para ti, verdad?"

Afirmé con la cabeza, mientras la ponía en la ventana, esperando dormir un poco antes de que saliera el sol. Sentí la mano de mi papa en mi hombro. "Esta será la última mudanza, lo prometo. Sé que es difícil para ti, especialmente estando con esa enfermedad. Una vez que obtenga mi promoción, podremos quedarnos en un solo lugar, y hacer amigos".

Terror PsicológicoWhere stories live. Discover now