Rápidamente nos dirigimos a recoger las maletas, pues dentro de una de ellas se encontraba un arca con el cronógrafo; aquello si que me había parecido un riesgo innecesario, pero cuando por fin apareció la maleta por la banda transportadora fue como si me quitara un peso de encima. Por lo menos no le había pasado nada.

-No me digas que en serio te atreviste a ponerlo en una de nuestras maletas en lugar de mandarlo en el avión privado -Gwen lucía incluso más preocupada que yo con el asunto del cronógrafo, pero claramente tenía sus razones.

-No le pasó nada ¿cierto? -dijo Gideon mientras tomaba la maleta- Así que no hay razones para que nadie más lo sepa.

Cuando por fin conseguimos todas nuestras maletas, algunas de ellas con materiales y muestras del laboratorio de Gideon, caminamos hacia la salida del aeropuerto, frente a la cual nos estaba esperando una limusina negra que indudablemente era de la Logia.

-Se nota que no quieren llamar la atención -murmuré entre dientes.

Algo en mi interior esperaba algún comentario sarcástico o tal vez incluso hiriente por parte de Matthew, que era el que estaba más cerca de mí, pero él permaneció impasible. De hecho, no lo había oído pronunciar ni una palabra desde que se burló de mí con el asunto de los asientos; ni siquiera mencionó que me tiré sobre él para admirar la vista desde su ventana.

Todos nos introducimos en la limosina y el último en entrar es Gideon, que se sienta junto a Matthew, justo frente a mí.

Permanecemos en silencio, cada uno absorto en sus propios pensamientos; por mi parte yo estoy con la cara casi pegada a la ventana absorbiendo cada detalle que se me presenta en mi ya replenta mente. Por momentos echo un vistazo al resto de los pasajeros y puedo notar el gran cambio que se nota en el semblante de Matt, la naturalidad y relajación que presenta Gideon al estar por fin en casa, aunque la que más me sorprende y provoca que le preste un poco más de atención es Gwen, que ha estado mirando desde que subimos al automóvil a un punto en concreto justo sobre las cabezas de Gideon y Matthew mientras cambia constantemente de expresión.

Aquello me intriga más que el tráfico sobre el que acabamos de quedarnos estancados por lo que trato de fijar yo también la vista en ese lugar. No noto realmente nada fuera de lo común, hasta que sin previo aviso los sueños que me han estado fastidiando desde hace más de una semana hacen su aparición. Comienzo a oír un murmullo, que haga lo que haga no se desvanece, por lo que simplemente me trato de convencer que me faltan algunas horas de sueño y que en cuanto las recupere mi mente estará más lúcida y atenta a lo que pasa a mi alrededor.

Pero aquello tampoco sirve de mucho porque sigo escuchando una voz, que parece venir de muy lejos y que a pesar de que trato de captar algunas palabras mis intentos son en vano.

Decido seguir mirando por la ventana, pero en el mismo instante en que mi cabeza se gira logro ver por el rabillo del ojo es espectro de una figura que está sentada justo en el lugar donde está mirando Gwendolyn.

Me volteo en el acto, pero cuando enfoco mi mirada no hay nada. Perfecto, lo que me faltaba. Ahora estoy teniendo alucinaciones.

Durante el resto del viaje evito poner atención a la sombra y la lejana voz, y aunque me resulta ligeramente imposible permanezco decididamente con la mirada en la calle.

Después de un largo rato y un par de embotellamientos más llegamos a una calle repleta de casas hermosas y pequeños árboles rodeados de verjas negras. Entonces alcancé a ver el nombre de la calle sobre un letrero pegado en una de las esquinas; en la inscripción se podía leer Bourdon Place.

Aquel nombre me sonaba de algo, pero no podía precisar de qué. Tal vez era parte de una conversación olvidada o de algún dato mencionado por Gwen o Gid.

Piedras Preciosas. Una nueva generación.Where stories live. Discover now