Chapter 13 - An error without an author

Start from the beginning
                                        

—Que nuestras sangres se unan en un mismo hechizo, que quedemos ligados en cuerpo y en magia. Nadie podría romper ese vínculo, Draco. Ni siquiera tú o yo. —Theo sostuvo su mirada con firmeza— Es una promesa que trasciende todo.

El silencio se extendió unos segundos, hasta que Draco desvió la vista hacia el fuego. Una media sonrisa amarga se dibujó en sus labios —Ya no tengo nada que me ate al pasado, Theo. Ni a Potter, ni a la guerra, ni siquiera a lo que fui en la Mansión Malfoy. —Lo miró de nuevo, con determinación en los ojos—. Si esta unión significa dejar atrás todo eso… entonces sí.

Theo no esperó más. Lo tomó de la mano y la besó con un gesto reverente, casi solemne —Entonces así será. No tendrás que cargar solo con nada más, Draco. Serás mío, y yo seré tuyo. Y nadie podrá arrebatarte de mi lado.

Draco cerró los ojos, dejando que la calma lo envolviera. Por primera vez en mucho tiempo, sintió que no había cadenas, solo un camino nuevo frente a él.

---

La mansión Nott estaba envuelta en un silencio casi irreal

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

La mansión Nott estaba envuelta en un silencio casi irreal. Afuera, los campos se extendían bajo un cielo gris, indiferente a lo que sucedía dentro. La guerra seguía rugiendo en Londres, pero allí, en ese lugar apartado y protegido, la calma reinaba como un espejismo.

La ceremonia fue discreta, con apenas unos pocos invitados influyentes. Pansy lloró discretamente de emoción; Blaise, con su sonrisa cínica, observaba cada detalle como si guardara secretos para sí mismo. Lucius se mantuvo serio, aunque en sus ojos había un destello de alivio: ver a su hijo protegido, comprometido, era más de lo que había esperado en medio del caos.

No hubo banquetes ni grandes bailes, solo votos sencillos, palabras solemnes y un brindis breve. Theo y Draco no buscaban ostentación, solo un refugio, una certeza en medio del derrumbe del mundo.

Cuando todo terminó y la mansión quedó en silencio, se retiraron a su habitación. Fue allí donde comenzó el verdadero ritual.

Theo cerró las cortinas, encendió unas velas negras y plateadas, y colocó un cuenco de plata entre ellos. Draco lo miraba con atención, sin miedo. Vestía aún parte de la túnica nupcial, aunque sus hombros quedaban descubiertos.

—¿Estás seguro? —preguntó Theo, su voz grave, cargada de respeto.

—Más que nunca —respondió Draco, acercándose al altar improvisado.

Theo tomó una daga ritual y cortó con cuidado la palma de su mano. La sangre cayó en el cuenco, burbujeando con una leve chispa mágica. Draco lo imitó, sin vacilar. Cuando ambas sangres se mezclaron, el líquido comenzó a brillar con un resplandor profundo, como si hubiera despertado algo dormido en la magia antigua.

—Con esta sangre, te pertenezco —dijo Theo, mirándolo fijamente.

—Con esta sangre, dejo atrás mi pasado. Y soy tuyo —contestó Draco, con un hilo de voz, pero cargado de decisión.

𝑁𝑜 𝑤𝑎𝑦 𝑜𝑢𝑡Where stories live. Discover now