Chapter 13 - An error without an author

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Theo sonrió con suavidad —Precisamente por eso. Porque sé que en tu vida hubo más tormentas que calma. Quiero que entiendas algo, Dragon —Tomó la copa de sus manos y la dejó en la mesa, para luego atrapar las suyas entrelazándolas con firmeza—. Nunca planeé que esto pasara. Ni siquiera cuando éramos solo amigos. Pero contigo descubrí algo distinto… Una necesidad de protegerte, de cuidarte, de darte lo que nadie te dio.

Draco bajó la mirada, sintiendo el calor subirle a la piel —Y Neville… ¿Qué fue entonces?

Theo suspiró.
—La verdad es que solo lo utilice un poco, un intento de sentir algo que nunca estuvo ahí. Contigo es diferente, Draco. Siempre lo fue, aunque tarde en darme cuenta.

Un silencio pesado cayó entre ambos. Draco tragó saliva, notando cómo sus manos temblaban en las de Theo —¿Y si me arrepiento? —preguntó con un hilo de voz, como si la pregunta misma lo quemara por dentro.

Theo se inclinó hacia él, acariciándole el rostro con cuidado, como si fuera frágil cristal —No lo harás. Porque yo no pienso dejar que lo hagas. Si decides quedarte conmigo, será porque juntos construiremos algo que ni la guerra, ni Potter, ni nadie podrá romper.

Los ojos de Draco brillaron, húmedos, y finalmente dejó que una lágrima rodara por su mejilla —Theo… yo… No sé si soy lo suficientemente fuerte.

Theo apoyó su frente contra la suya, cerrando los ojos —No necesitas ser fuerte. Para eso estoy yo. Para eso nos tenemos el uno al otro.

Hubo un largo instante en que Draco simplemente se dejó sostener, respirando el aire compartido, sintiendo esa calma que Theo le ofrecía. Y entonces, Theo habló, con una firmeza que no admitía dudas —Todo estará bien, te protegeré de todo. No por conveniencia. No por magia. Sino porque quiero que seas mi vida.

Draco contuvo un sollozo, mordiéndose el labio con fuerza. Y en ese instante supo que ya no había vuelta atrás.
Se inclinó hacia él y lo besó, con esa mezcla de desesperación y rendición, como si entregara al beso la última resistencia que le quedaba.

Había tomado una decisión. Estaba dejando atrás todo lo que fue, todo lo que perdió. Y aunque el miedo aún ardía dentro de él, ahora también había algo más: esperanza.

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La chimenea crepitaba suavemente en la habitación, lanzando destellos anaranjados que dibujaban sombras largas en las paredes. Draco estaba recostado sobre los almohadones, aún con la piel marcada por los rastros recientes de su unión con Theo. Su respiración era tranquila, pero sus ojos grises seguían cargados de pensamientos que no lograban callar.

Theo se acomodó a su lado, acariciándole el brazo con calma. Lo observó en silencio unos segundos antes de hablar, con esa voz serena que siempre usaba cuando iba a tocar un tema serio.

—Draco… —empezó despacio—, hay algo más que quiero contarte. Algo que quiero que hagamos tú y yo.

Draco giró el rostro hacia él, arqueando una ceja con curiosidad.
—¿Más rituales, Nott? Pensé que ya habíamos tenido suficiente con la marca y con el compromiso.

Theo sonrió levemente, negando con la cabeza.
—Esto es distinto. La unión de sangre. Es un rito muy antiguo, casi olvidado, pero los sangre pura lo usaban para sellar no solo el matrimonio, sino la fidelidad absoluta entre dos personas. No es algo que cualquiera practique hoy… pero el Señor Lucius cree que es lo mejor para asegurarnos de que nada pueda romper lo que tenemos.

Draco lo escuchó en silencio, mordiéndose el labio. La idea de un lazo mágico tan profundo podría haberlo asustado en otro tiempo. Pero ahora, en medio de todo lo perdido, lo único que sentía era un extraño alivio —¿Y qué implica exactamente? —preguntó, más por formalidad que por duda real.

𝑁𝑜 𝑤𝑎𝑦 𝑜𝑢𝑡Where stories live. Discover now