Ron estaba en la biblioteca, rodeado de libros que apenas hojeaba, como si quisiera distraerse sin lograrlo. Al ver entrar a Blaise, frunció el ceño con desconfianza.
—¿Qué pasa ahora? —preguntó, cerrando de golpe el tomo que tenía frente a él.
Blaise se recargó con calma en el marco de la puerta, con una ligera sonrisa ladeada —Prepárate, Weasley. Habrá una boda pronto.
Ron lo miró como si hubiera escuchado mal —¿Una boda? ¿De qué hablas?
El moreno dio unos pasos al interior, con ese aire de suficiencia que parecía disfrutar cada vez que Ron se confundía.
—Theodore con Draco —La mención fue directa, sin adornos.
Ron abrió la boca y luego la cerró, atónito.
—¿Qué? ¡Eso no tiene sentido! Harry… Harry lo...—
—Lo traicionó —completó Blaise, interrumpiéndolo con serenidad— Lo entregó en una trampa que casi lo destruye. Y cuando Draco huyó, encontró en Theo algo que Potter jamás pudo darle: seguridad, lealtad… y futuro.
Ron se levantó, caminando en círculos, con las manos en el cabello, sin saber si enfadarse, reír o gritar —No puede ser… No puede ser, Blaise. Harry va a… va a enloquecer cuando se entere.
Blaise lo observó con una calma peligrosa, como un gato que disfruta ver a su presa debatirse —Harry ya enloqueció, Weasley. Tú mismo lo viste, su berrinche por no tener a Draco lo dice todo. Lo único que queda es que te prepares… porque cuando llegue la boda, nada volverá a ser como antes.
Ron tragó saliva, sin contestar. La idea lo abrumaba. No sabía de qué lado debía estar, ni siquiera si podía tomar partido. Lo único que entendía era que la vida que conocía se había roto, y que Draco Malfoy había decidido dejar atrás todo lo que vivió en Hogwarts.
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Harry había pasado dias atrapado en un torbellino de emociones. La rabia, la obsesión, la traición… todo lo había llevado a cometer locuras que jamás hubiera imaginado. Una de esas noches, en medio del dolor, buscó refugio en la única persona que parecía ofrecerle una salida fácil: Ginny.
Pero lo que empezó como un escape se convirtió en una condena. Sin proponérselo, la había marcado. Y con ello, había sellado un destino que no planeaba. Cuando Tom lo supo, no hubo negociación: le recordó que ser hijo suyo significaba cargar con responsabilidad, no con berrinches.
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El atardecer se filtraba por los ventanales de la mansión, tiñendo de tonos dorados las paredes de la habitación. Draco estaba sentado en el borde de la cama, con la mirada perdida en el jardín exterior. La copa de vino que Theo le había ofrecido seguía intacta entre sus dedos.
Theo se acercó despacio, sin querer romper esa burbuja silenciosa en la que Draco parecía refugiarse. Se sentó a su lado, no demasiado cerca, dándole espacio.
—Estás muy callado —murmuró Theo, su voz baja, casi un susurro.
Draco esbozó una media sonrisa sin humor —No sé qué decir… Todo parece moverse demasiado rápido. Hace poco apenas sobrevivíamos a Londres, y ahora… ¿esto? Una boda. Compromisos. Una nueva vida.
Theo lo miró de perfil, con paciencia —Lo entiendo. No quiero que sientas que te arrastro a nada. Pero también sé que ambos necesitamos estabilidad. Y si algo aprendí de todo lo que pasó, es que contigo no quiero las cosas a medias.
Draco lo miró entonces, sus ojos grises llenos de esa mezcla de duda y vulnerabilidad que Theo conocía demasiado bien —Siempre fuiste el que pensaba con calma. Yo… yo me dejé llevar tantas veces, y mira dónde terminé.
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𝑁𝑜 𝑤𝑎𝑦 𝑜𝑢𝑡
RandomEntre cadenas de apellido, camina un hijo del linaje, con el peso de ser perfecto, aunque su alma arda en silencio. El odio disfrazado de fuego lo ata al verde de unos ojos, deseo prohibido, herida viva, grieta que nunca cierra. Pero en la sombra pa...
Chapter 13 - An error without an author
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