-¿Cómo te llamas?. pregunté limpiando la lágrima de su mejilla y agachándome a su altura.

-Jack- respondió él respirando ya más tranquilo.

-Llévame con tu mamá, ¿Si?- pedí y él asintió. Nathan suspiró en mi dirección, aún molesto, pero hasta él sabía que ahora no era momento de discutir lo que pasó, con una sonrisa cargó a Jack en sus brazos, cubriéndolo con su propia capa. 

-Cuéntame sobre tu día más feliz- dijo Nathan y el niño comenzó a hablar sin parar sobre una vez que él y su hermana se habían ido a patinar en un lago congelado, nos dijo como su mamá les hizo un caldo caliente al llegar a casa y todos comieron juntos, mientras ella les cantaba la misma canción desde que nacieron.

Llegamos a una pequeña cabaña de solo un piso. Yo tenía una canasta con comida en mi mano que nos detuvimos a comprar en un puesto de la aldea. Nathan había conseguido también a un médico para asegurarnos de que estuvieran bien todos en casa. Jack ahora caminando, nos detuvo antes de entrar, después nos observó a cada uno, no sabía si temía que viéramos lo que había dentro o quizá algo más le preocupaba.

-Mi papi no puede saber que están aquí o se va a enojar y mami ya no puede detenerlo- murmuró muy bajo, Nathan preocupado se acercó a él y lo puso detrás de su cuerpo.

-Quédate aquí Brooke, si todo está bien te diré para que pases- dijo con un tono serio, se que su intención era buena pero claro que no lo escucharía. Sin decir una palabra pase junto a él y abrí la puerta con Jack agarrado de mi mano, Nath maldijo bajo algo parecido a "joder", lo que me sorprendería de alguien que siempre ha estado en contra de las groserías. La cabaña por dentro era un poco mas espaciosa de lo que parecía. Dos niñas estaban sentadas en el suelo de la cocina jugando con unas figuras de madera hechas a mano, al vernos se quedaron heladas y sus sonrisas se apagaron. Del otro lado sobre un sofá, se encontraba una mujer de aproximadamente casi cuarenta años sentada, bolsas negras bajo sus ojos y piel pálida, sus labios morados apenas y se abrieron para hablar cuando Jack corrió a abrazarla. 

-¿Quiénes son ustedes?- preguntó nerviosa e intentando incorporarse, pero su estado era muy malo y claramente no tenía suficiente energía. 
-Mi nombre es Brooke, vienen conmigo un amigo y un médico, conocimos a Jack y queríamos asegurarnos de que se encontraran  bien- apenas asintió pero dudosa no discutió, el médico sacó su material y comenzó a examinarla, mientras yo deje la canasta de comida sobre la mesa y vi a Jack correr con sus hermanas, les dio la fruta que había conseguido y ellas emocionadas le dieron un fuerte abrazo como si no lo hubieran visto hace mucho tiempo, para después los tres abrir la bolsa y comer su contenido.

Después de unos minutos el médico guardo su material y se acercó a Nathan y a mi.

-Estará bien, simplemente le hace falta dormir más y comer sano- sonrió y salió por la puerta de la cabaña. Nathan se acercó a Jack para darle la buena noticia. No habían transcurrido mas de cinco minutos cuando la puerta se abrió con fuerza y un alto hombre, moreno, barba larga de leñador y ojos verdes entró fulminándonos a Nathan y a mi con una mirada asesina. Solo entonces entendí porque Jack le tenía miedo, el pequeño tomó a sus hermanas de las manos y las guio a la parte trasera de la casa, como si ya supiera qué hacer. 

-¿Qué hacen ustedes en mi casa?- preguntó en un tono amenazante, me mantuve firme y al ver que la madre quiso ponerse de pie, la detuve. No esta ba en condición para hacerle frente a ese hombre. Él se acercó a nosotros queriendo atemorizarnos, Nath se puso frente a mi.

-Hemos venido a ayudar solamente, no queremos problemas- dijo alzando las manos como si estuviera mostrando que no tiene nada. El hombre enfureció más y con el puño golpeó a Nathan provocando que cayera de espaldas a la mesa y se golpeara la cabeza. 

Mi Mate AlfaOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz