Cuando salgo de la habitación con Raziel detrás de mí, siento cada uno de mis latidos queriendo salirse de mi pecho. Y puedo escucharlos con enorme claridad.
¿Le habrá pasado algo?
¿Sabrá lo que Raziel y yo hemos hecho?
Dios, cada una de las emociones las tengo queriendo salirse de mi cuerpo.
Además de que las manos rojas, adoloridas por el amarre tan cavernícola que me hizo Raziel me pone aún más nerviosa.
Siento que voy a abrir la puerta y enseguida saldré corriendo lejos de aquí. Obviamente no lo hago, solo son nervios.
—¿¡Laura, Raziel, están allí!?—Vuelvo a oír la voz de mi padre cuando estoy apunto de abrir la puerta.—Si no abreis la puerta ahora, ¡la tumbo!.
Y es cuando abro rápidamente centrándome en él, lleva una vestimenta diferente, como un poco más formal que la última vez que lo ví que fué cuando me enteré de la existencia y realidad de los vampiros.
Mis ojos van hacia los suyos y me encuentra mirándome alegre y nostalgiada en la claridad de sus ojos.
—Padre...—En un susurro lo saludo en modo de recibimiento, abrazándolo, olvidandome de la presencia de Raziel a mis espaldas.
—¿Por qué tardaron tanto?—Quiso informarse mirándome detalladamente, correspondiendo mi abrazo y alejándome inmediatamente y dirigió su mirada a Raziel con el ceño fruncido.
—Estabamos cocinando algo...¿Quiere un poco de carne?—Respondió rápidamente Raziel, con una voz segura e indiferente.
Como si no me hubiera amarrado como animal salvaje. Igual miente demasiado mal, porque obviamente no cocinamos nada y no me tenemos preparado nada.
Yo lo miro extrañada, como diciéndole que ha perjudicado más la situación, pero a medida que nos dirigimos a la pequeña sala, al frente puedo observar como hay dos platos en la mesa, con suficiente carne y comida para los tres. Solo faltaría agregar el otro plato, dando a entender que no nos esperamos la llegada de mi padre.
—Enhorabuena, estoy hambriento.—Entra sonriente mi padre al sentarse en una silla de madera perfectamente barnizada, y comienza a prepararse para comer.—Les tengo muchas cosas que contar, pero primero comamos, por favor.
Mi rostro muestra una sorpresa infinita cuando admiro todo lo que ha hecho Raziel.
Debe ser por su magia, no sabía cuan poderoso era él.
Pero no queda más que agradecer que mi padre no sepa lo que hemos hecho a sus espaldas, ahí sí gritaría y se escucharía en el infierno mismo.
Me siento con entusiasmo y a la vez con nerviosismo, y solo me queda observarlo a ambos. Además de esperar lo que me tiene por contar mi padre.
En lo que comenzamos a comer, mi padre dirige varias veces su mirada a Raziel y a mí seguidamente lo que me pone aún más nerviosa, escucho la voz grave y fuerte del luciérnago en mi mente de forma advertente:
Está notando tú nerviosismo, tienes que controlarte Laura.
—¿Cómo está mi madre?, quisiera verla.—Le comunico a mi padre un poco más relajada segundos después.
—Ella está muy bien, haciéndose cargo del reino mientras estoy aquí.—Se limpia la boca con una servilleta,dando por terminado el desayuno. —¿Cómo te está tratando este animal, te ha hecho daño?, dime y lo mando a limpiar el corral de los cerdos.
Casi se me sale una carcajada pero supe disimularla, al escuchar como lo ha llamado. Pero inmediatamente le digo que nada malo ha hecho y está cuidando muy bien de mí.
VOUS LISEZ
Un mundo de vampiros
VampireTodo pasó sin que Laura lo esperara, estaba dispuesta a saber lo que él era, hasta que un día lo persiguió y fue el primer paso para que supiera la verdad de todo su alrededor. ¿Podrá ella ser capaz de soportar la verdad y la mentira? Quiero aclara...
