Code Fénix Unleashed Sombras de la Luna

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 Code Fénix Unleashed Sombras de la Luna

El chillido del tren al frenar sobre los rieles helados sacó a Fénix de su ligero sueño. La vibración del vagón y el frío que parecía colarse por cada rendija lo hicieron enderezarse en su asiento, mientras se llevaba una mano a la sien, presionando ligeramente.

—¿Todo bien? —preguntó Xavier, sentado frente a él, con la mirada fija en el paisaje blanco que se extendía más allá de la ventana empañada.

—Dolor de cabeza —respondió Fénix, masajeándose las sienes.

Xavier asintió con un leve gesto, ajustándose la bufanda alrededor del cuello. —Es probable que sea por las bajas temperaturas. —Sacó un pequeño dispositivo del bolsillo de su abrigo, lo encendió y esperó unos segundos. —Menos diez grados, más o menos.

Fénix dejó escapar un suspiro mientras se inclinaba hacia la ventana, observando cómo los copos de nieve caían sin descanso. —Es una locura lo aislado que está Blackmoor —comentó, rompiendo el silencio que los envolvía. —Y pensar que tuvimos que tomar el único tren que llega hasta allí.

—No me sorprende —respondió Xavier con una sonrisa irónica. —Un lugar como ese parece diseñado para que nadie quiera acercarse.

Fénix asintió, aunque no pudo evitar un escalofrío que no tenía nada que ver con el frío exterior. Blackmoor no solo estaba lejos de todo, sino que también parecía estar rodeado de un aura de misterio que le resultaba difícil ignorar.

Xavier miró a Fénix con seriedad, dejando a un lado su habitual tono despreocupado. —No olvides por qué estamos aquí, Fénix. Nuestro deber es acabar con el Conde Orslok. Ese bastardo tiene aterrorizado a todo el pueblo. No podemos fallar.

Fénix asintió lentamente, su expresión endureciéndose. —Lo sé. —Su voz sonó firme, aunque el peso de la misión parecía hundirse más en sus hombros con cada palabra.

El tren comenzó a disminuir la velocidad, y el chirrido metálico de las ruedas sobre los rieles llenó el aire. Finalmente, se detuvo con un último sacudón, y el revisor anunció su llegada con voz cansada.

Xavier se levantó, ajustándose su abrigo. —Hora de trabajar.

Ambos bajaron del vagón, y el frío los golpeó de inmediato. El andén estaba en ruinas, con tablones de madera rotos y cubiertos de nieve. La estación, si es que aún podía llamarse así, era un edificio pequeño y descuidado, con ventanas rotas y un letrero torcido que apenas se leía: Blackmoor. Todo a su alrededor parecía desolado, como si el tiempo hubiera decidido abandonar aquel lugar.

Fénix recorrió el entorno con la mirada, sintiendo un nudo en el estómago. No había señales de vida, solo el viento que soplaba entre las estructuras deterioradas, llevándose consigo pequeños remolinos de nieve.

Xavier señaló un sendero estrecho que se extendía hacia el bosque cercano, donde los árboles desnudos se alzaban como esqueletos. —Ese es el camino al pueblo. No está lejos, pero con este clima, mejor no perder tiempo.

Fénix asintió de nuevo, ajustándose el abrigo y la bufanda. —Vamos. Entre más rápido lleguemos, más rápido terminamos con esto.

Ambos comenzaron a caminar, dejando atrás el tren y adentrándose en un paisaje que parecía tan muerto como las almas que los esperaban en Blackmoor.

Mientras caminaban por el sendero cubierto de nieve, Xavier rompió el silencio con una pregunta que parecía pesar en su mente. —¿Crees que esto será peor que la cacería en Berlín hace unos días?

Fénix apretó los labios y tardó unos segundos en responder, manteniendo la mirada fija en el camino. —Espero que no —dijo al fin, con un tono que dejaba entrever más cansancio que certeza.

Code Fénix-2 UnleashedWhere stories live. Discover now