Code Fénix Unleashed Sombras de la Luna

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Xavier no insistió. Ambos sabían que no tenía sentido darle más vueltas al asunto. La nieve crujía bajo sus botas mientras avanzaban, y el frío se hacía más intenso a medida que el viento soplaba entre los árboles.

Finalmente, tras un giro en el sendero, el bosque comenzó a abrirse, revelando a lo lejos el pueblo de Blackmoor. Era más grande de lo que Fénix había imaginado, con varias casas y edificios distribuidos de forma desordenada, pero todo tenía un aire rústico y anticuado. Las construcciones eran de madera oscura y piedra, con tejados inclinados cubiertos de nieve, como si el tiempo se hubiera detenido décadas atrás.

Fénix frunció el ceño mientras observaba el panorama. —Es raro —murmuró, más para sí mismo que para Xavier—. Estamos casi en 2014, pero parece que este lugar no ha cambiado en un siglo.

—Es Blackmoor —respondió Xavier, encogiéndose de hombros. —Aquí las cosas no siguen las mismas reglas que en el resto del mundo.

Fénix no respondió, pero la inquietud seguía creciendo en su interior mientras avanzaban hacia el pueblo, donde las sombras parecían más largas y el silencio, más pesado.

Fénix y Xavier cruzaron el límite del pueblo, deteniéndose frente a un viejo cartel de madera que apenas se mantenía en pie. La pintura estaba desgastada, pero aún podía leerse claramente: Blackmoor. Una espesa neblina comenzaba a cubrir el lugar, como si quisiera envolverlos en su fría y densa presencia.

Mientras avanzaban, las pocas personas que estaban fuera de sus casas se detuvieron a mirarlos. Sus rostros eran sombríos, sus ojos llenos de desconfianza, y sus murmullos parecían crecer con cada paso que los forasteros daban. Fénix y Xavier intercambiaron una mirada incómoda, pero continuaron caminando.

—Esto no me gusta nada —murmuró Xavier, manteniendo su tono bajo.

Sin darse cuenta, los murmullos se apagaron y las miradas se intensificaron. Cuando Fénix levantó la vista, notó que los pobladores, uno por uno, habían comenzado a rodearlos. Estaban en el centro del pequeño pueblo, con las casas oscuras y las farolas parpadeantes como único marco.

Xavier se inclinó hacia Fénix, hablando en un susurro apresurado. —¿Por qué mierda dejé que me convencieras de venir a esta alocada misión?

Fénix le dirigió una mirada seca. —Porque eres un buen amigo... o muy mal negociador.

Xavier soltó un bufido, mientras Fénix llevaba una mano a su Magnum, sintiendo el peso del arma como una precaución necesaria. Se giró lentamente hacia los campesinos que se habían reunido a su alrededor, con sus rostros inexpresivos y su silencio que parecía más amenazante que cualquier grito.

De repente, una voz femenina se alzó desde detrás de ellos. —¿Y quiénes son ustedes para venir a nuestro pueblo como si les perteneciera?

Ambos se giraron rápidamente, sus cuerpos tensos. Frente a ellos estaba una joven de cabello negro que caía en cascada hasta sus hombros, con un abrigo oscuro que apenas ocultaba su figura esbelta. Sus ojos, afilados y llenos de misterio, los observaban con una mezcla de desafío y cautela.

—Soy Ashley —dijo, con un tono firme y seguro—, hija del alcalde fallecido de Blackmoor. Y aquí no nos gustan los extraños.

Fénix intentó imponer su presencia, enderezándose y mirando directamente a Ashley. —No estamos aquí para causar problemas. Pero no necesitamos permiso para pasar por este lugar.

Ashley lo miró con una leve sonrisa que no alcanzó sus ojos. —Eso lo decidiremos nosotros. Pero antes de que se sientan demasiado cómodos, serán desarmados.

Fénix desenfundó su Magnum lentamente, el sonido metálico resonando en el silencio. —No creo que eso vaya a pasar.

Ashley inclinó la cabeza, sin mostrar miedo. —Entonces dime, forastero, ¿qué nombres tendré que grabar en las tumbas?

Code Fénix-2 UnleashedWhere stories live. Discover now