—Es... sorprendente..—Daphne sintió el peso de la esfera que traía consigo.

—Recuerdo una vez haber hecho algo parecido, pero... ¿Cómo decirlo? El recuerdo es borroso, sólo sé que lo hice —sonrió y se encogió de hombros.

—Es totalmente genial —tomó con ambas manos la esfera —Y no está fría.

—No —miró sus manos —La primera vez que hice una, tampoco era fría. No entiendo el por qué.

—Entonces conserva ésta —se la dio de vuelta y ella la tomó —Recuerda aquello que estás olvidando —le dijo, con una sonrisa.

Daphne ciertamente, encontraba cierto parecido entre la esfera que le dio William y la que Monserrat había hecho ¿Podría ser la misma?

En la comodidad de su habitación, sacó la esfera y la rodeó con sus manos, ésta tampoco estaba fría.

¿Podría ser Monserrat, la persona que William estaba buscando?

No, no podía sacar esa conclusión de algo tan apresurado. Había leído mucho sobre ese elemento y habían muchas personas que lo poseían, igual podía ser otra persona y no ella. Todos tenían la misma habilidad para congelar grandes gotas de agua.

Daphne se cambió su andrajoso vestido por uno de sus pantalones mas cómodos y una blusa de tirantes, para después d tomar una ducha.

Pero al mirarse al espejo, casi grita de sorpresa el verse.

—¡Mis... Mis ojos! —exclamó asustada.

Se observó con cuidado de nuevo, sin creer.

El color había cambiado, ya no tenían ese brillante tono verde, ahora eran cafés como el color de la madera oscura.

—Pero... ¿Cómo es posible? —susurró, aún confundida por lo que veía.

Ah, seguro Will sabe algo al respecto... Él parece tener más tiempo que yo siendo.... Esto, pensó con un poco de amargura.

Cuando llegaron sus padres se alegraron de verla, pero también la regañaron por su ausencia, le pidieron explicaciones del por qué no había vuelto a casa, lo cual tuvo que mentir. Fue una gran mentira, pero no la salvó del castigo.

En el Instituto, no se encontró con su amiga. Al parecer ella también había faltado a clases por varios días.

Lo que le preocupaba era que no volvió a ver a William después de ese día. Se enteró de que Mike había estado en el hospital todo ese tiempo, recuperándose del aparatoso accidente que casi le cuesta la vida.

Cada instante recordaba cómo la había pasado con William, lo feliz que se había sentido, siendo ella misma por unos instantes.

También se venía a su mente, aquel extraño sueño, dónde había estado Alba. Y cuando pensaba en ello, sentía una fuerza indescriptible que ansiaba con salir. Sentía enojo y desesperación.

Alba era la única persona con quién podía hablar sobre sus investigaciones y le respondería con la verdad, no como los demás, que creían que era un juego.

Pero conforme pasaban los días y seguía sin saber nada de William decidió buscarlo ella misma. No soportó estar cómoda en su habitación, cuando su amigo podría estar en una situación difícil.

No dudó ni un segundo mas en cambiar su vestimenta por unos jeans de mezclilla y una blusa de color blanco, se colocó unos tenis.

Cogió de un cajón las tres piedras que ella tenía y tomó la cuarta de su vestido, las puso en la parte delantera de la mochila. Se las mostraría, de seguro él sabía algo más que ella. Mientras aguardaba todo, vio la esfera que le había dado William.

La Chica de los Cuatro Elementos Pt.1Where stories live. Discover now