El espolón del Wyvern - Kate Novak & Jeff Grubb

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REINOS OLVIDADOS

2ª parte de El tatuaje azul

EL ESPOLÓN DEL WYVERN

Kate Novak y Jeff Grubb

Traducción: Marta Pérez

TIMUN MAS

Para Tracy y Laura,

nuestra familia de Wisconsin.

1

Regreso al hogar

Del diario de Giogioni Wyvernspur:

Día decimonoveno del mes de Ches,

en el Año de las Sombras

Anoche, a mi regreso a casa después de concluir mi misión como emisario real, encontré a la familia inmersa en un tumulto aún mayor que el desatado en la ciudad sureña de la que había partido. Los graves problemas acaecidos en Westgate a lo largo de diez meses se reducen a una nadería si se comparan con la «tragedia» que se abate sobre el clan de los Wyvernspur de Immersea.

¿Cómo podría compararse el que todo un barrio quedara destruido al precipitarse sobre los edificios el cadáver de un dragón y que a ello lo siguieran un terremoto y una batalla entre fuerzas infernales, con la tragedia del robo de una reliquia familiar no mayor que un pepino y más fea que una salchicha cocida hace tres semanas?

«La rancia porquería» es el apelativo que tío Drone ha dado siempre al espolón (léase: reliquia familiar) y, habida cuenta de todos los dolores de cabeza que nos ha ocasionado, me siento inclinado a darle la razón. No cabe duda de que la familia lo habría donado hace generaciones a cualquier iglesia para que engrosara los objetos variopintos atesorados en sus arcas, si no fuera por la detestable profecía que lo acompaña.

Conforme a la leyenda familiar, el wyvern que en tiempos remotos regaló un espolón al viejo Paton Wyvernspur le prometió que su linaje se perpetuaría mientras conservaran en su poder el asqueroso apéndice momificado. Lógicamente, la pérdida de esa maldita cosa no ocasiona la inmediata desaparición del clan, pero nosotros, los Wyvernspur, somos una pandilla de supersticiosos y, en consecuencia, se celebrará un cónclave familiar esta noche en el castillo Piedra Roja, la guarida de tía Dorath. A pesar de que no he tenido siquiera tiempo para deshacer el equipaje que llevé conmigo durante mi misión, como delegado de la Corona, se espera que asista a esa reunión.

Alguien tiene que animar a tía Dorath. Las obligaciones que implica ser el sobrino nieto de mayor edad son a veces una carga difícil de llevar.

Giogi soltó la plumilla sobre el escritorio y dejó abierto el diario a fin de que la tinta se secara. No consideró necesario añadir que su tía abuela sólo se sentiría animada con su presencia siempre y cuando tuviera alguna razón para criticarlo también. El joven noble planeaba dejar su diario para la posteridad y, a fuerza de ser sincero, era aconsejable que la posteridad permaneciera ignorante acerca de ciertas cosas.

En opinión de tía Dorath, Giogi había deshonrado a los Wyvernspur el pasado año con su ignominiosa (pero, como la calificaba Giogi, rigurosamente exacta) imitación de Su Majestad, el rey Azoun IV, hecho que estuvo a punto de desembocar en el asesinato de Giogi a manos de la hechizada mercenaria, Alias de Westgate, y que provocó un escándalo mayúsculo en la fiesta con que se celebraba el enlace de un Wyvernspur. Tía Dorath no se había dejado impresionar por la historia de su sobrino acerca del subsiguiente encuentro espeluznante con una hembra de dragón rojo llamada Mist. En su opinión, todo joven caballero incapaz de eludir embrollos con asesinos y monstruos se hacía merecedor de un largo y lejano exilio; cuanto más largo y lejano mejor. Por consiguiente, tía Dorath estaba convencida de que Su Majestad había desterrado a Giogi con toda suerte de oprobios por incurrir en tamaña injuria a su persona.

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⏰ Última actualización: Jun 09, 2009 ⏰

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