4. No habrá preguntas

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Lo peor de todo era que no había terminado su tarea pendiente; no era muy difícil, pero si algo tedioso.

Maldito Bosco, ¿cuándo lo iba a dejar de odiar así?

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-Hijo, ya que no te quisiste disculpar con Pedro Pablo, por lo menos discúlpate con los Roble por haber venido a su casa a armar un escándalo- dijo su papá viéndolo con una mirada de censura.

Bosco no quería disculparse con nadie, pero tenía dignidad y no quería quedar como un berrinchudo delante de todos los Roble.

-Disculpen por armar un escándalo- dijo Bosco en el tono más manso que fue capaz de fingir.

-Ahora nosotros nos vamos, porque Bosco tiene mucha tarea de matemáticas por delante- dijo su papá mientras veía a Paz fijamente: y luego decían que no había nada entre ellos.

-Si, Bos, porque eres bien malo- dijo Eder inocentemente.

-¿No se te dan las mates?- preguntó Paz viéndolo con ternura; odiaba que la cocinera hiciera eso, que fingiera que le importaba solamente por quedar bien con su papá.

-No te importa- respondió Bosco groseramente.

-¡Bosco!- le gritó su papá con enojo; obviamente él siempre defendería a esa mujer, incluso por delante de él.

-Pepa es bien bueno para las mates- dijo Paz fingiendo no haberlo escuchado.

-Eso no me importa a mi- respondió Bosco poniendo los ojos en blanco: esa mujer no paraba de meterse en lo que no le importaba.

-Bosco, suficiente, estás castigado- dijo su papá con enojo; Bosco vio como el tan Salomon se reía por lo bajo de él y frunció el ceño, ¿no había nadie que no fuera insoportable en esa familia?

-¡No hice nada!- se defendió Bosco.

-¿No? Acusaste a Pedro Pablo de algo que no hizo, armaste un escándalo, le faltas el respeto a Paz a la más mínima oportunidad y , por si fuera poco, te va pésimo en matemáticas y ni siquiera hacer el esfuerzo por mejorar- Bosco se sintió humillado al escuchar las palabras de su papá, especialmente por saber que todos los Roble estaban escuchando como lo regañaba como si fuera un niño pequeño; además, cualquiera que escuchara a su papá iba a pensar que era un engendro del diablo o algo así.

-Don Esteban, disculpe que me meta- Bosco rodó los ojos ante ese comentario: la cocinera se llevaba metiendo en sus vidas desde el minuto uno que había llegado- Pero si Bosco lo necesita, Pepa puede ser su tutor de mate- propusó Paz de buen humor. Las palabras de la cocinera lo desconcertaron por completo, ¿es que no había visto lo mal que se llevaban? ¿Paz estaba buscando que su sobrino y él se mataran? Tal vez ese era su plan para deshacerse de él; mandarlo a la cárcel después de matar a su sobrino.

-¡No, ni de loco!- dijo Bosco inmediatamente.

-Paz, yo no creo que Pepa vaya a aceptar- intervino Mireya; su hijo no estaba para defenderse pero ella intentaría evitar que lo comprometieran a algo que, claramente, no querría hacer.

-Bosco, tú cállate, no tienes voz en esto, necesitas un tutor- dijo su papá pensativo- Paz, ¿crees que Pepa aceptaría?-

-¡Claro que si! Pepa da clases en sus ratos libres a sus compañeros de la nocturna, no creo que tenga problema en ayudar a Bosco- dijo Paz. Bosco notó la mirada que la mamá de Pedro Pablo le daba a Paz y se dio cuenta de que ella no parecía tan convencida de la buena voluntad de su hijo.

-Paz, tal vez deberíamos preguntarle primero a Pepa...-

-Pepa es muy bueno y nos va a ayudar; además, esto también es para que los chicos se conozcan y se lleven mejor, no pueden seguir así- dijo Paz con rostro de estar amenazando a su hermana con algo, o eso le parecía a Bosco.

-Bueno, está hecho, Pedro Pablo será el nuevo tutor de matemáticas de Bosco- dijo su papá sonriéndole a Paz.

-¿Y mi opinión no cuenta?- preguntó Bosco con desesperación; era él el que iba a recibir las clases, no lo podían obligar. De hecho, pensó Bosco, Pedro Pablo estaba en una situación aún peor que la suya; era él quien daría unas clases que ni siquiera había aceptado dar solamente porque la cocinera y su papá eran igual de tercos. Tal vez por eso se gustaban, tenían la misma neurona funcional compartida.

-No. Ya está decidido: Pedro Pablo y tú estudiarán juntos y es mi última palabra-

-Muy bien, yo le aviso a Pepa para que se ponga en contacto con usted y revisen los detalles- dijo Paz sonriéndole a su papá como la estupida que era.

-Claro que si, muchas gracias, Paz- respondió su papá con una sonrisa igual de tonta que la de Paz.

¿Es que enamorarse volvía a la gente así de tonta? Que bueno que él jamás, jamás se iba a enamorar; nunca tendría que perder el control de sus emociones y decisiones por nadie más que él mismo.

Pobre Pedro Pablo, pensó Bosco. Se fue a la escuela nocturna y cuando volviera se iba a enterar de que ahora era su tutor, cosa que el rizado seguramente iba a odiar. Solo de imaginarse su reacción, Bosco sonreía con malicia.

Ojalá pudiera verle la cara cuando se enterara; al menos sería una pequeña victoria en medio de tantas desgracias.
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Se vienen las asesorias 👀👀

Aprender a quererte. Where stories live. Discover now