-¡Que yo no me robé nada! No me interesa tu ropa, te vistes como señor- dijo Pedro Pablo enojado; Nandy y Gala soltaron una carcajada que solamente hizo que Bosco se molestara más.
-¡Mira quien lo dice, Pedro camisas de cuadro Pablo!- le gritó Bosco a su vez- además, puedes vender esa ropa y conseguir dinero, ¿sabes lo que cuestan los suéteres que te robaste?- preguntó Bosco con molestia.
-¡Que no me los robé!
-¿Entonces por qué dijiste que de la estancia no te podías robar algo? ¡Claramente significa que de otros lugares si!
-¡Era sarcasmo! ¿Eres tonto o por qué no lo entiendes?
-¡Basta! Chicos, tranquilícense, no estamos llegando a ningún lado con todo este griterío- dijo su tía Paz intentando poner orden.
-Miren, en lo que Pedro Pablo acepta su culpa, ¿puedo pasar a su baño? Gracias- dijo Bosco comenzando a caminar hacia el baño.
-¡NO!- gritaron todos los Roble a la vez.
-Es que está mi abuelita ahí, pero puedes ir al de la azotea- dijo Salomón con una sonrisa falsa.
-O al del restaurante, no jala bien la palanca pero...- dijo Nandy con duda.
-No, saben qué, ¡Yo no voy a ir a ningún lado hasta que Pedro Pablo no acepte lo que hizo!- gritó Bosco con un tono de amenaza tan marcado en su voz que probablemente lo habría impresionado más si no lo hubiera utilizado para decir esas palabras, ¿qué clase de amenaza era esa? ¿Qué lograba amenazandolo con no ir al baño? Pedro Pablo comenzaba a pensar que Bosco estaba loco, loco de remate: de hecho eso explicaría todo, porque, de otro modo, Bosco era simplemente el ser más irritante de toda la faz de la tierra.
-A ver, Bosco, ya basta. No sé porque le tienes tanto coraje a Pedro Pablo pero todo esto no tiene ningún sentido. Pedro Pablo, familia Roble, siento mucho haberlos interrumpido por algo como esto- se disculpó don Esteban con todos. Pedro Pablo no se lo tenía en cuenta: Bosco era su hijo, claro que le daría la razón a él hasta que no tuviera motivos para no creerle. Además, don Esteban no tenía la culpa de tener un hijo tan imbecil.
-¡Papá! ¡No le puedes creer a él más que a mi!- gritó Bosco furioso.
-No tienes ninguna prueba de que haya sido él más que haberlo visto en un lugar al que Rebeca lo mandó- dijo don Esteban con el semblante de alguien que estaba a punto de perder la paciencia- Ofrécele una disculpa a Pedro Pablo, rápido-
-¡No tengo porqué hacerlo! Sigo sin creerle- dijo Bosco furioso.
Pedro Pablo no podía creer el cinismo de Bosco: él le había apuntado con un sable en la cara y Pedro Pablo no lo había acusado de nada; no pensaba hacerlo, eso sería darle demasiada importancia, cosa que no tenia. En ese momento, Pedro Pablo se dio cuenta de que tenía que irse rápido para llegar a la escuela nocturna a tiempo; quería aprovechar para leer algo en la biblioteca y no iba a cambiar sus planes solamente porque Bosco no tenía nada más interesante que hacer que venir a molestarlo en su único día libre en meses.
-Don Esteban, me vuelvo a disculpar con usted por tomar el libro sin permiso, pero ya me tengo que ir, sino voy a llegar tarde a la nocturna- dijo Pedro Pablo con amabilidad; no pensaba dedicarle ni una mirada más a Bosco.
-No te preocupes, Pedro Pablo, no tienes nada de que disculparte- le respondió don Esteban.
-Bueno, nos vemos familia- dijo viendo a su mamá y a Salomón en particular- Con permiso- añadio viendo a los Villa de Cortes. Dicho eso, Pedro Pablo tomó sus cosas y salió de su casa rumbo a la escuela.
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Aprender a quererte.
FanfictionBosco no necesita un tutor de matemáticas y definitivamente no necesita que sea Pedro Pablo. Sin embargo, el rizado será el único capaz de enseñarle más que números y ecuaciones; con Pedro Pablo, Bosco aprenderá a quererse y a querer.
4. No habrá preguntas
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