Capítulo 5.

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Cuando abrió la puerta de su habitación, se recostó en su cama y cerró los ojos.

Cuando los volvió a abrir se asustó al ver a la chica sentada en la orilla de su cama. 

—¡Oh, joder! —exclamó, sorprendida.

—Tranquila, no estaba haciendo nada, sólo esperándote.

—¿Es-esperando? C-creí que eras... Un sueño—tragó en seco el nudo en su garganta.

—No, no puedo irme, necesito que me muestres las piedras, te lo dije la última vez —respondió Alba —Para que puedas ayudarme.

Pues pensé que sería la última vez que te vería, pensó Daphne al instante. Lo cierto es que si creyó que sólo la vería esa única ocasión. Le aterraba la idea de pensar que había una chica que aparecía y desaparecía conviviendo con ella en su habitación.

—No sé en dónde están —mintió.

—Claro que lo sabes, necesito saber cuántas tienes y cuales son replicó con más brusquedad de la que esperaba.

—¿Sólo eso? Pues tengo tres, pero no recuerdo cuales son, además… ¿Quieres decirme por qué son tan…?

No terminó la pregunta.

Al pensar en las piedras, recordó de manera involuntaria la pesadilla que había visto cuando se desmayó en el Instituto. Recordó a las personas y lo que llevaban en sus manos, las imágenes de las piedras pasaron por su mente y ella lo relacionó. Fue cómo si se hubiera encendido un foco sobre su cabeza.

—Son… son los elementos ¿verdad? —le preguntó al cabo de unos segundos de comprensión.

Alba abrió la boca para hablar, pero enseguida la cerró, claramente no sabía que decir.

—Esas piedras representan los elementos ¿no es así? ¡Por eso las quieres! —aunque desconozco las razones para querer tenerlas, pensó Daphne con cierta desconfianza.

—¡No! ¡No las quiero para mí! —exclamó ella, con la molestia escrita en el rostro —Son para ti, es por ti, es por tu bien de debo saber cuáles tienes... Entonces tendrás una oportunidad contra ella —susurro demasiado bajo que Daphne no alcanzó a escucharla.

—… Dices eso porque sabes qué significan —afirmó Daphne, de manera acusatoria —Lo lamento, pero hasta que me expliques qué son y por qué las encontré, te diré cuales tengo.

—… Necesito saber cuáles tienes, quizás no te queda mucho tiempo —advirtió.

—¿Qué sucederá? ¿Moriré? Por favor, son sólo rocas —replicó —No seas ridícula.

—No, no morirás, pero podrían atraparte y entonces sí morirías… ¡Agh! Eres muy joven para saber todo esto —se lamentó.

— ¿Atraparme? ¿Quiénes? —le preguntó, de lo más confundida.

¿Quiénes querían encontrarla? Y más importante aún ¿Por qué? ¡Necesitaba explicaciones!

¿Qué quería la gente de ella? Tan sólo era otra chica que estaba apunto de cumplir los dieciocho años, que cursaba el último semestre de preparatoria ¿Cuál era la razón de que quieran encontrarla? Esas preguntas llenaron su mente de dudas, curiosidades y mucha confusión.

La Chica de los Cuatro Elementos Pt.1Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang