CAPÍTULO 1: LA CUEVA

37 3 3
                                    

Al atravesar la grieta, se cerró de golpe, mientras que Comodus se encontraba cayendo en lo que era una montaña gigantesca repleta de árboles, cuevas y cráteres a la vista por doquier.

Comodus estaba bastante alegre por haber podido salir y algo confuso por donde estaba.

-¡Lo conseguí! Pero ¿¡AHORA COMO ATERRIZO!?

Mientras que Comodus caía desde una gran altura, empezó a analizar como aterrizar sin romperse las piernas o cualquier parte del cuerpo y vió una criatura extraña volando cerca de él.

-¿Eso es un pájaro? Lo tengo bastante cerca y creo que tengo una idea.

Comodus sonrió un poco.

Por suerte Comodus estaba a algunos metros sobre esa cosa que de pájaro no tenía nada, dado que en vez de cabeza, tenía una especie de pinza, poseía tres alas enormes, una a cada lado y la tercera en la espalda, aparte no tenía ni brazos ni patas.

-Baja un poco más. ¡Toma!

Comodus le metió tal puñetazo que desintegró a la criatura por completo.

-Ha funcionado, he detenido bastante la caída, aunque de no haber controlado mi fuerza habría destruido parte de la montaña gigante en la que estoy cayendo.

No pasó nada para que Comodus cayera en la montaña, dándose un gran golpe.

-Boff, pedazo golpe, al menos- Espera, pero si estoy perfectamente. Aveces se me olvida que tan resistente soy.

Al levantarse, Comodus se fijó en el paisaje después de tanto tiempo sin ver algo tan bonito.

-Ah...

Toma un suspiro y continúa hablando solo en voz alta. Con una relajación absoluta.

-Cuánto llevaré sin contemplar un paisaje tan hermosamente extraño.

Decía eso algo más relajado mientras contemplaba montañas gigantescas, con multitud de rarezas a simple vista, bosques enormes, estrellas con algo de claridad aún siendo de día, aunque todas y cada una de ellas se le hacían desconocidas porque no sabe nada de astronomía, también podía contemplar un océano gigantesco.

-Menos mal que me he librado de esa cosa, casi me atrapa el culito, pero como dice el dicho.

Se lo acababa de inventar.

-Comodus sin suerte no es Comodus.
En fin...

Observó tranquilo un poco más el paisaje, sorpresivamente callado.
Aunque no duró demasiado.

-A ver como bajo yo ahora de la montaña.

En ese momento, Comodus empezó a pensar como podría bajar la montaña. Al dar unos pocos pasos tropezó con un bichito notablemente bien sujeto a la tierra y se cayó, que encima le mordió por si la caída no fuera suficiente.
Comodus se levantó enfadado.

-Maldito bicho.

Lo pisa y la sangre del bicho se desparrama por el suelo.

-Espera espera, este bichito me está dando más hambre, es bastante rarillo, o eso me decían a mí en el insti, bueno, me recuerda a algo. Concretamente a una cucaracha con esteroides.

No sé parecía mucho, era tres veces más grande que una cucaracha normal y como de un gris ceniza.

-Y su sangre es amarilla. ¿Será comestible?

Dió un largo suspiro.

-Empezamos bien, debería de buscar comida. Mientras que la busco bajaré la montaña.

El PreversoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora