Cada parte de ti me ama #39

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Capitulo 39

Cada parte de ti me ama.

Susan

¡Dos! Dios mío, sería madre de dos bebés y por mucho que los hubiese visto dentro de mi no me lo podía creer, voy a ser mamá, bueno ya soy, porque nada más entrar ya me están dando un dolor de cabeza.

Estaba tumbada en el sofá rosa de mi oficina, no me había movido de aquí después de llegar de la clínica y Demyan no hacia nada más que acostarse sobre mi y darle besos a mi vientre. El estaba mucho más confiado que yo, no comprendí, ninguno de los dos tenía interés con tener hijos, lo habíamos hablado un par de veces y estuvimos bien con ello. Ahora yo estaba sumamente ansiosa y el demasiado feliz, como a un niño al que le regalan el perrito que había pedido por años.

—Les llamaremos Mildred y Bernadette —volvio a besar mi vientre, más feos no podían ser—. Pronto serán grades y fuertes como papá.

—Ay mierda —senti que la presión se me bajaba.

—¿Que tienes? —me miró preocupado, como un leon alerta—. ¿Te duele algo? ¿Náuseas?

—No, es que..., mides dos metros —ya estaba asustada—. Y yo soy pequeña, ¿cómo sacaré a dos gigantes?

Demyan empezó a reír a carcajadas —Susan, no te preocupes por eso ahora, eres fuerte..., lo he comprobado.

Puso esa cara coqueta, se acercó a mi teniendo cuidado se no aplastarme. Dejo un montón de besos por mi escote, respiro en mi cuello y mordió. Lo rodee con mis brazos y piernas para que estuviera más cerca de mi, cerré mis ojos y me concentre en sus caricias. Tenía antojos, pero no de comida precisamente. Tome su mandíbula e hice que me besara, mordí sus labios y solte un gemido cuándo movió sus caderas contra mi.

—Eres mi postre favorito —tire de su cabello hacia abajo.

El se negó —No deberíamos tener sexo hasta que pasen los primeros tres meses.

—Perdona..., ni hablar —me senté en el sofá, era un insulto—. Mi cuerpo está hablando, quiero sexo salvaje, mis hormonas lo necesitan tres veces al día, ¿captas?

El comenzó a reír acunó mis mejillas y me volvió a plantar un beso —Bien, hagamos algo.

Me cruce de brazos, había que estar firme para esta negociación —Te escucho.

—Tendremos sexo, pero seras obediente y me dejaras controlar...

—¡Ni hablar! Que sea un cincuenta, sesenta —a mi favor por supuesto.

El alzo una ceja  e imitó mi posición cruzándose de brazos —Te daré los mejores orgasmos de tu vida, con esa condición si no aceptas entonces nada de sexo.

Sentí que mis lágrimas se acumulaban en mis ojos, había pasado una incómoda idea por mi cabeza y ahora estaba preocupada no solo por como tendría y cuidaría a dos bebés, sino como nos iría a nosotros dos con tantos problemas en nuestro matrimonio y ahora el embarazo. Estaba claro que mi cuerpo cambiaría y el era joven aún, atractivo y el jefe en este sitio. Ya estaba llorando.

El se puso serio —Morenita, ¿que sucede?

—Me pondré fea y no me vas a querer —llore más fuerte.

El volvió a reír, estaba empezando a odiar su risa. No debía hacerlo en un momento como este, yo estaba teniendo un ataque de inseguridad y de drama hormonal. Me tomo con cuidado y me sento a horcajadas en sus piernas.

—Te contaré una historia —susuro en mi oído—. En unos meses tu piel estara ardiente —acaricio mi escote con la punta de sus dedos.

Sentí que me erizaba, suspiré y lo deje continuar.

Quítame lo virgen (Finalizado Y Editando)Where stories live. Discover now