— Linda tanga eh.— exclamó cuando me la sacó. Se la guardó en su bolsillo y pasó sus dedos por mi entrada, ganándose un gemido de mí parte.— Seguro que Paulo ni te moja así sin tocarte.

Agarre su cara y la acerque a la mía.— cállate y hace lo que tengas que hacer Enzo, dale.— le bese sus labios, sintiendo una sonrisa en su labio, y de la nada siento como dos dedos se hunden en mí interior. Mí gemido fue ahogado por sus labios.— Hijo de mil puta.

— ¿Qué? ¿No te la esperabas?— aumentó la velocidad de sus dedos y agregó uno más, sumando dos dedos. Yo no podía ni mirarlo, iba tan rápido que mis ojos ni siquiera se podían concentrar en algo.— ¿Tan mojada ibas a estar? Putita.

— Enzo…estoy por acabar.— avisé. Él sacó sus dedos rápidamente, dándome un respiro finalmente.

Se abalanzó sobre mí, besándome como desquiciado, y de paso quitándome la única prenda que tenía puesta: la remera.
Cuando la quitó sus ojos le brillaron y una sonrisa apareció en sus labios.
Lamió cada una, generando gemidos desde lo más profundo de mí, ya que la estimulación la seguía con los dedos en mí centro.

— Sos un forro.

— ¿Por qué? Si yo no me cogí a otr-

— Cerra el orto y cógeme Enzo.— lo bese haciendo que se calle.— Después vamos a hablar de eso, ahora no.

Se levantó quitándose la remera, dejando a la vista ese cuerpazo que tiene, el pantalón también lo revoleo por cualquier parte.

— Ponete en cuatro.— ordenó. Yo obviamente le hice caso apoyando mis codos en el colchón.

Paseó su glande por toda mí entrada, tanteando y esparciendo mis fluidos.
Agarró mis brazos, dejando mí cara contra la almohada. Dejó mis extremidades por encima de mí cabeza, dejándome aprisionada.

— Afónica vas a quedar hija de puta.— le estaba por responder pero su pija me interrumpió, haciendo que largué un gemido ahogado gracias a la almohada que tenía ahí.

Soltó mis brazos para agarrarse de mí pelo, poniéndome ahora sí en cuatro como él dijo.
Lo único que se escuchaba en toda la habitación era el choque de nuestras pieles, hasta que derrepente mí celular suena, y en la pantalla tenía el nombre “Pauu”.

— Contéstale.— dijo Enzo cuando vio que estaba por cortar, yo lo mire mal.— dame.— me quito el celular de las manos, y al toque escuché el ruido de que había contestado.— ¿Qué querés cornudo?— exclamó Enzo, estuve a punto de retarlo pero me pegó una cachetada en la nalga callandome.

— ¿Y Luciana?

— Me la estoy cogiendo en cuatro, ¿Querés que te haga videollamada también? Estupido.— contestó Enzo. Yo no podía creer lo que le había respondido, pero en ese momento mí mente no podía procesar bien todo.

— Yo también me la cogí en cuatro forro, saque fotos y todo, ¿Querés verlas?— contestó Paulo. Generando el enojo de Enzo, ya que me estaba agarrando más fuerte de lo normal.— Seguro que ni hacerla acabar sabes, acordate que yo sé bien dónde están sus puntos débiles.

— Si acordate también que me eligió a mí antes que a vos y que yo me la voy a garchar todos los días, forro.— exclamó pegándome un cachetazo en el culo.

— Pero cerra el orto Enzo , yo te aviso no más que  Luciana va a venir a Italia y vos volves a Inglaterra, con quién pensas que va a pasar todo el tiempo.— Enzo chisto y cortó la llamada revoleando el celular.

Me dió vuelta y se abalanzó sobre mí. No esperó ni dos segundos para metérmela de nuevo que ya se estaba moviendo.
Sus brazos estaban al costado de mí cabeza, sosteniéndose a él mismo. Aproveché esa posición y empecé a darle besos en el cuello, causando sus suspiros pesados.

DILES 1           | Enzo FernándezTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang