Capítulo 78 "El destructor de mundos"

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En el avión, Silvia me veía como si fuera un bicho raro, no podía sostener su fría mirada sobre mí, intentaba esquivarla y ver por la ventana, pero ella se levantó de su asiento y se dirigió hacia mí.

- ¿Por qué estás aquí? - cuestionó.

- No pude hablar con Price.

- ¿Por qué no?, estuviste un buen rato en su oficina.

- No podía decir nada, estaba König.

- Maldición Luciana, esto es una imprudencia.

- Veré los toros desde la barrera, estaré en la base atendiendo heridos.

- Necesitamos hombres Luciana, habrá una guerra, seguramente te necesiten al frente también.

- Esperemos que no...

- Usa la máscara allá afuera.

- Sé que debo usarla, no tengo otras intenciones.

Luego de un rato en silencio, Silvia se había ido, Price nos pidió reunirnos y así hicimos.

- Brindaremos apoyo al frente de Farah, quedan células de Makarov que tienen nexos con Al Qatala...- informaba Price.

- ¿Por qué nos necesitan si Shepherd tiene a casi 30.000 hombres encargándose de la situación? - intervenía Silvia.

- Mientras más hombres mejor, necesitan todo el apoyo que se les pueda dar. - respondía Price.

(...)

Al bajarnos del avión nos recibía Farah junto a Alex, el calor me derretía los huesos, no puedo comprender como la gente puede vivir aquí con este clima.

- ¡Luciana!, que bueno verte. - Farah me recibía con un abrazo.

- Lo mismo digo. - sonreí.

- De acuerdo, no hay tiempo que perder, ¡Vamos!

- Sierra 15, irás con König adelante. - ordenaba Price.

- Maldición... - murmuré.

- ¿Algún problema Sierra? - cuestionaba Price viéndome.

- Ninguno Señor. - respondí con firmeza.

Me quedé fría, mis planes no se habían dado como esperaba, pensé que me necesitarían en otro lugar.

Farah nos indicó al grupo, nos dividimos y subimos a los convoys, yo me encontraba junto a König y otros operadores estadounidenses y aliados de Farah, había tenido tanta suerte de haber coincidido en el grupo con él, que no lo podía creer, así estaba segura, no me pasaría nada.

El lugar era un infierno árido, la guerra frente a mis ojos por primera vez, a campo abierto, cuerpos bañados en sangre por el camino, el estruendo de los aviones de combate y los helicópteros en el cielo era ensordecedor, las minas explotaban en suelo haciendo que el convoy se desestabilizara.

Una horda de talibanes nos había emboscado, mataron al conductor y el convoy había perdido el control, tomé el volante e hice a un lado el cadáver, no había nada que hacer, el disparo había atravesado su cráneo, no tenía pulso.

König arrojó explosivos adhiriendolos a los vehículos del bando contrario y accionando, haciendo que una linea de fuego volcara los vehículos, seguimos avanzando, un operador estadounidense se movió a través del convoy para asistirme en el asiento del copiloto.

El sonido de los disparos me hacía querer vomitar, la máscara y el calor no me dejaban respirar bien, pero no podía dejar de conducir.

Esquivé un tanque enemigo, derrapamos en la arena y el convoy se sacudió, decidí detenerme, nos tenían rodeados, no había hacia donde conducir, el camino habia sido bloqueado.

Mein Schatz KönigWhere stories live. Discover now