Capítulo 77 "La ironía"

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Me había quedado sin voz, paralizada y no podía hablar, mi primer impulso fue bajar corriendo de la tarima para salir del auditorio, pero Simon me sujetó del brazo haciendo que retrocediera, vi sus ojos, sus pupilas de nuevo se habian dilatado, y no comprendía por qué.

- ¿A dónde crees que vas? - me susurraba, me quería morir de la vergüenza.

- ¿Cómo es que entendiste lo que dije? - cuestioné.

- No eres la única políglota aquí, todos aqui sabemos al menos dos idiomas más, Price por ejemplo, sabe ruso y árabe.

- Tiene sentido. - intentaba evadir la situación.

- ¿Qué carajos estoy hablando?, no me cambies el tema.

"Maldición, ¿ahora que digo?"

- Solo quería expresarlo para sentirme bien conmigo y poder continuar, no necesariamente para que digas que sientes lo mismo, no te estoy pidiendo nada. - tartamudeaba, él seguía sosteniendome del brazo.

- No tenía idea de que sentías lo mismo. - confesó.

Mi corazón empezó a latir rítmicamente, como si estuviese guionizado, precisamente en ese momento la luz del sol me bañó con sus rayos, estaba tan impactada por las palabras de Simon que el resplandor sobre mis ojos ni siquiera me importaba.

La luz del sol la interpretaba como una señal de amor, un amor luminoso y brillante que calienta el corazón. Es inevitable que todos los que conocemos a Luciana la asociemos a la calidez del sol, y para este momento era como si ella estuviese dándole visto buena a esta situación.

- ¿Lo mismo?, ¿De qué hablas? - cuestioné a duras penas enmudecida por los nervios.

- Ven aquí. - Simon me haló hacia él.

Lo abracé como si la vida se me estuviese acabando y cerré mis ojos que empezaban a humedecerse por las lágrimas, sentía su respiración, su cuerpo robusto y me estremecí cuando sentí su mano acariciar mi cabello.

Al fin la persona que me había causado tanto sufrimiento, era la misma que me consolaba, untando como un bálsamo sobre mi sus caricias.

- No sabes todo lo que sufrí cuando te fuiste. - Simon confesaba dejándome helada, había robado mis pensamientos y los había convertido en sus palabras.

- Pensé que no te importaba por como reaccionaste. - murmuraba contra su pecho, el tiempo se había detenido para mí.

- Creí que te habías burlado de mi, no me cabía en la cabeza como era que podías sentir algo... Por mí. - Podía escuchar los latidos de su corazón, estaba acelerado.

- ¿Cómo podría burlarme de ti? - cuestioné murmurando con los ojos cerrados y abrazándolo con más fuerza.

El silencio inundó el auditorio, que suerte teníamos de que nadie nos ha interrumpido ni nos ha necesitado, porque no quiero irme de aquí, había encontrado mi lugar en el mundo dentro del calor de sus brazos.

- Tu voz... Es hermosa. - susurró Simon casi como si le doliera decírlo.

Suspiré y me ahogué en su pecho, él me abrazaba con más fuerza, el motivo de mi despecho, mis lágrimas, mi dolor y mis noches en vela, me contenía en sus brazos.

- Te amo. - confesé en voz baja.

- Dilo de nuevo. - suplicaba susurrando en mi oído.

- Te amo.

- De nuevo, por favor, dilo. - Simon juntaba su cabeza con la mía, la tela de su máscara causaba fricción.

- Te amo. - aseveré entre suspiros profundos.

Mein Schatz KönigWhere stories live. Discover now