Curvas Peligrosas [Finalizada]

CAPÍTULO 11

NICKI

Desde el interior del box, mi mirada se clava en la carrera, sintiendo la electricidad en el aire mientras los monoplazas cortan la pista con una velocidad enloquecedora. Cada curva es un desafío, cada recta una oportunidad para superar límites.

De repente, en las pantallas, observo el accidente de Logan y el ambiente se congela. La bandera roja ondea, sumiendo al box y al circuito en un silencio sepulcral, solo roto por el eco distante de los motores regresando a sus respectivos boxes. Un nudo se forma en mi garganta y un escalofrío recorre mi espina dorsal mientras observo horrorizada cómo el monoplaza de Logan es brutalmente golpeado, desviándolo de la pista y haciéndolo perder el control. El sonido metálico y el chirrido de las ruedas contra el asfalto me hacen sentir como si estuviera dentro de la tragedia.

En el box, todos estamos en vilo, los ojos clavados en las pantallas, las manos aferradas a cualquier cosa, los gestos reflejando la angustia que se respira en el ambiente. Incapaz de apartar la mirada, me agarro al borde de mi asiento, presa de una ansiedad abrumadora. Veo a Logan luchando por mantener el control de su auto destrozado, y mi pecho se aprieta al ver el inminente choque contra las barreras.

A través de mis auriculares, la voz de Christian resuena con urgencia, y apenas puedo respirar mientras espero desesperadamente alguna señal de vida de Logan. Cada segundo parece una eternidad, cada silencio un tormento. Finalmente, un suspiro de alivio escapa de mis labios cuando escucho la voz de Logan, débil pero intacta.

Es como si hubiera estado conteniendo la respiración todo este tiempo, y ahora puedo exhalar, liberando la tensión que había acumulado. Mi cuerpo tiembla ligeramente, las piernas apenas sostienen mi peso cuando me pongo de pie, pero la sensación de alivio es abrumadora.

—Nicki, cuando Logan termine con los doctores, asegúrate de que vaya al hotel a descansar —me instruye Lorenzo, alias mi padre quitándose uno de los auriculares.

Asiento con determinación mientras veo a Logan alejarse con Christian hacia el equipo médico. Una oleada de gratitud me invade al verlo relativamente ileso. Con paso rápido, me dirijo a la oficina, lista para ocuparme del comunicado de prensa y del respaldo médico necesario para excusar a Logan de la conferencia de prensa post carrera.

En la oficina, el aire está cargado de tensión mientras me sumerjo en el trabajo. El clic constante del teclado se mezcla con el murmullo lejano de conversaciones preocupadas que flotan desde todas partes. Cada palabra que escribo parece un esfuerzo, mi mente aún aturdida por la imagen del accidente de Logan.

Los minutos se deslizan lentamente, cada uno cargado de incertidumbre y preocupación. Finalmente, el sonido de la puerta al abrirse me hace levantar la vista. Es Christian, su rostro serio pero con un destello de alivio en los ojos.

—Logan está bien, solo algunos golpes y magulladuras, pero no parece haber lesiones graves. Debe guardar reposo por 24 hrs y aplicarse compresas frías. —anuncia, y siento un peso enorme levantarse de mis hombros.

Un suspiro de alivio escapa de mis labios y una sonrisa apenas perceptible se dibuja en mi rostro. Mis manos tiemblan ligeramente mientras busco en los archivos el comunicado de prensa que preparé anticipadamente. Necesito asegurarme de que la información sobre el estado de Logan llegue a los medios de manera clara y tranquilizadora.

—Está en su suite. —murmura antes de salir de la oficina y volver al box.

Termino de redactar el comunicado de prensa con rapidez, asegurándome de transmitir la información necesaria de manera clara y precisa.

Una vez enviado el comunicado de prensa e informado por las redes sociales sobre el estado de Logan, salgo de la oficina con pasos firmes. Decido hacer una parada en la enfermería para recoger una compresa fría antes de dirigirme a su suite para asegurarme de que esté cómodo y siga las indicaciones médicas.