Capítulo 72 "El Pecado de Heinrich Lossow"

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Narra Silvia...

Más días pasaron, había noches en las que no podía dormir de la emoción pensando en el bebé que esperaba Luciana, era una emoción que debía contener, pues había prometido que no le diría a nadie.

Debía ahorrar desde ahora para comprarle algo a mi sobrino, o sobrina, ¿quién sabe?, navegué en internet buscando ideas sobre regalos para bebés, nada me convencía, de pronto sentí que alguien había entrado en la habitación.

Giré y era Simon viéndome horrorizado.

- ¿Por qué estás viendo cosas de bebés? - interrogó asustado.

- No te incumbe. - respondí mientras veía una cuna de madera que llamaba mi atención.

- ¡Silvia!

- ¿Qué?

- ¿Estás embarazada? - cuestionó viéndome a los ojos.

- ¿Por qué lo estaría?

- Dios mío... Señor dame paciencia. - Simon suspiraba. - ¿Por qué ves cosas de bebés?

- Ya dije que no es asunto tuyo, no tiene nada que ver contigo.

- Eso era lo que quería saber.

- Cierra la puerta cuando salgas. - pedí.

Simón salió, no comprendía su molestia, seguí viendo la cuna, aún no tenía tenía para encargarla pero de libra en libra se puede, aún faltan poco menos de 4 meses para el nacimiento.

Al principio las cosas con Simon eran candentes, sin planeación, era rudo conmigo, y me percataba que intentaba ser lo más seco posible, evitando caricias, contacto visual o suavidad en el sexo, y yo estaba de acuerdo con eso, así era más fácil poner límites, pero las últimas veces han sido diferentes, desde que me perdí en el centro de Londres, él de repente cambió, fue más suave, más dulce, incluso nos besamos, sus labios eran más suaves de lo que imaginaba.

Durante días he estado planeando como decirle esto a Simon, he escrito cartas que he destruido en el fuego, he leído poemas, he visto películas incluso junto a él y de allí he encontrado inspiración y valor.

Me estaba costando más trabajo del que pensaba, decirle significaba que debia irme casi de inmediato de aqui, asi que debia planificar qué decirle, cuándo decirle y como decírselo y que encajara con la mudanza.

Eso también significaba tragarme el orgullo, y aceptar la ayuda económica de Luciana y además darle la razón y aceptar que Simon no es para mí.

Todo el día estuve con el corazón en la boca, ni siquiera podía concentrarme en mis clases.

Salí de mi habitación a buscar algo de comer, no me sentía lista para decirle a Simon, a quien me encontré revisando su teléfono sentado en la isla de cocina.

Él me veía fijamente, y como un ejercicio que había intentado practicar desde hace dias para mejorar la manera en la que interactúo con otras personas, mantuve el contacto visual con él.

Sus pestañas eran largas, nunca me había fijado con tanto detenimiento en eso, su iris café profundo atravesaba mi alma y podía ver como por alguna razón, sus pupilas se dilataban.

- ¿Por qué me ves? - interrogó.

- Solo te estoy viendo, no es nada especial.

El cruzó los brazos, se empezaba a incomodar, pero mantenía el contacto visual con la misma fuerza.

Verlo a los ojos me hacía sentir culpable, tenía el presentimiento de que me iba a arrepentir de mi decisión, ¿por qué no solo podía quedarme aquí sin más?, a veces entre sus brazos, olvidaba la razón, mi dignidad, tal vez mi ego y mi autoconcepto.

Mein Schatz KönigOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz