13. La Llegada de Sam II

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Él estaba aquí...
Después de tanto tiempo Sam estaba aquí.

Tenía aproximadamente unos ocho meses que no veía a mi hermano y ahora estaba frente a mí, verlo ahí parado sonriendo con emoción me conmovió muchísimo.
Estaba más alto, se veía más fuerte, su rostro se veía más marcado y maduro, en definitiva se veía más grande.

La emoción pudo más conmigo y mis ojos se llenaron de lágrimas, lo había extrañado muchísimo. Le salté encima en busca de sus brazos y él me recibió, mis piernas lo rodearon como dos pinzas en sus caderas, no quería separarme de él por un buen rato.

¡Oh mi Sam, cuanto te extrañé!

Me separé de él tratando de tranquilizarme, algunas lagrimas si lograron salir y rápidamente las quite con mis manos.

—Estás aquí. —lo señalé completo—¿Cómo es posible?

—Sabes que soy mágico. —alegó sonriendo.

—Si que lo eres. —le codie.

Me hice a un lado de la puerta para que pasara, cuando lo hizo cerré la puerta detrás de mi, intenté ayudarle con la maleta que traía pero se negó e igual lo hizo con Alfred.

—¿Está Sara en casa?. —preguntó serio, desde hace dos años Sam le dice "Sara" a nuestra madre, en definitiva no le habla, no la soporta.

—No, salió muy temprano. —le informe—Pero supongo que vendrá hasta más tarde.

No dijo nada, en lugar a eso empezó a mirar la casa con atención, llegó hasta la sala.

—Está si que esta linda. —dijo mirando los alrededores—No como ia otra.

—Da igual. —me encogí de hombros—Es una casa más.

Y así era, una casa más.
En mis 19 años nunca supe lo que era tener una vida estable mucho menos una familia que lo fuera.
Todo el tiempo estábamos cambiando de casa, de ciudad, de país, nunca podía hacer amigos porque no tenía estabilidad en ningún lugar, todo eran cambios, antes lo hacíamos más cuando estaba mi padre, pero una vez que nos dejó y desapareció dejamos de hacerlo por un largo tiempo, pensé que esa sería la última vez pero, ahora volvimos a hacerlo.

—Una nueva casa pero. —la miré por un momento—Se sigue sintiendo el mismo vacío y abandono de las otras.

Sam no dijo nada pero él sabía que lo que decía era cierto, él más que nadie sabía la maldición que por años habíamos estado arrastrando.

Así que cambio de tema...

—¿Entonces estás sola?—me miró atento y curioso.

—No. —negué—Dejame presentarte a alguien.

Por supuesto que le tenía que presentar a Maria, ella había sido mi mayor compañía todo este tiempo que llevaba aquí, ella me hacía menos pesado el día, ya no estaba sola.

Con una mano le hice una seña para que me siguiera y así lo hizo, llegamos hasta la cocina encontrandonos a una María con pequeñas manchas de harina en la cara.

—Mari. —llegué hasta ella animada—¿Dios pero qué te pasó en la cara?

—¿Qué? —preguntó—¿Qué tengo?

Sam se nos adelantó y fue más rápido que nosotras, rápidamente le ayudo a quitarse las manchas que tenia en la cara, ella al ver a mi hermano se avergonzó poniéndose como un tomate, es que no podía ser más tierna.

—Disculpen muchachos, estaba aquí haciendo una mezcla y no vi que tenia...—dijo poniéndose aún más roja de lo que ya estaba.

—No te preocupes. —le puse una mano en su hombro—Aun así te veías increíble.

Peligrosa Tentación Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ