Huida

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Editado 22.12.17

Los desgarradores gritos al fin llegaban a su fin. Por fin nacería ese bebe que tanto habían esperado Lord Miraz y su esposa. Era un niño. De inmediato se hizo avisar a todas las casas que Lady Prunaprismia le habia dado un hijo a Lord Miraz. Todas las personas celebraban esa bendición. Bueno, casi todos.

* * * * *

Lord Miraz era un hombre ambicioso y sin corazón. Se habia hecho cargo del reinado desde que, una noche murió lamentablemente su hermano, dejando el legítimo trono a sus hijos: el príncipe Caspián y la princesa Kayla. Pero Lord Miraz escondía un terrible secreto de la muerte de su hermano; de algo que ni el mismo sabe si se arrepentía o no. Habia echo daño a muchas personas y habia robado el trono que le pertenecía a sus sobrinos. Solo si su esposa daba luz un varón, el por fin tendría justamente el trono que habia añorado. Y esa noche se cumpliría ese sueño tan perverso.

* * * * *

-Caspián, Caspián- dijo el profesor levantándolo. El chico era apuesto, con cabellos negros y una piel que brillaba bajo la luz de la luna. Con dificultad abrió lentamente uno de sus ojos.
-5 minutos más - contestó cerrando de nuevo.
-¡No hay tiempo! - Exclamo, ahora más exaltado
-Su tía acaba de dar a luz a un niño, rápido, levántese.
-Pero, ¿y mi hermana? ¿Kayla? - pregunto al no ver a su hermana menor ahí.
-Ya va en camino. Toma - dijo dándole una mochila y un cuerno-. No lo suenes hasta el momento correcto. Ahora corre, alcanza a tu hermana.
Momentos después los soldados telmarinos entraron sin previo aviso a sus recamaras, con sus armas apuntando a sus camas donde creyeron y debían estar ellos. Al no encontrarlo en su recamara dispusieron a avisarle a Miraz. Mientras tanto Caspián ya se encontraba a las orillas del bosque, siguiendo el rastro de su hermana.
-Rápido, vete - le ordeno el profesor. El con un fuerte suspiro hizo caso tirando de los caballos. Los soldados se percataron de esto y empezaron a perseguirlo y lanzarle flechas y lanzas. Caspián lograba esquivarlos pero los soldados, encabezados por el General Glozelle, los perseguían sin parar. Cada vez se encontraba más cansado, y Caspián no sabia que dirección tomar. Tomó un camino cercano al río y logro perderlos. Pero al no darse cuenta de una rama, se callo de su caballo y este siguió corriendo dejándolo atrás. Sabía que lo encontrarían, lo llevarían donde Miraz y al final lo matarían. Solo esperaba que su hermana lograra salvarse. Oyó pasos, lo habían alcanzado. Levanto la vista y.... no, no eran los soldados. Eran pequeños, como duendes. Narnianos. El profesor le habia contado de ellos, su hermana le habia dicho que si existían y ahora los tenia enfrente. Y no eran uno, eran dos y podría haber más.
-Encárgate de el- dijo uno de ellos y se dirigió hacia los soldados. Caspián miro al suelo, pensando que hacer. Entonces vio el cuerno, lo tomo y lo sonó. Después vio al narniano acercársele. Sintió un golpe en la cara y después se olvido de todo.

Las Crónicas de Narnia: Los telmarinos que salvaron NarniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora