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Desde el día de ayer no había hablado con Liam, lo último que dijo era que estaría aqui a las 6pm para irnos juntos al evento.

¿Tenía ganas de ir?

No

Pero a nadie y en especial a mi madre le importaba si quería o no quería ir, ella simplemente quería seguir guardando las apariencias con ese comulto de gente que solo te tratan de acuerdo a tu apellido o legado familiar, un mundo superficial.

Repasaba una y otra vez mi reflejo en el espejo, me gustaba cómo me veía pero siendo sincera no quería ir y estaba tan distraída que no me esperaba el brinco que di cuando sonó el timbre del portón de afuera.

Liam había llegado.

Ya estaba afuera.

Tomé mis cosas, respiré profundamente unas cinco veces para calmar mis nervios y salí, Liam estaba recostado en su auto viendo algo en su celular así que no se dio cuenta que estaba alli hasta que cerré con fuerza la puerta de salida.

Su mirada me contempló detenidamente desde los pies hasta el cabello, con una sonrisa llegó hasta mi para saludarme.

-Estás preciosa-dejó un pequeño beso en mi mejilla y acomodo uno que otro cabello fuera de lugar de mi rostro.

-Tu no te quedas atrás.

Él se separó de mi y abrió la puerta del acompañante por mi, esperó hasta que estuviera adentro para cerrarla y dar la vuelta para hacer lo mismo.

-¿Lista?-preguntó una vez que encendió el auto.

-Lista-asentí.

Liam puso música para ambientar un poco y tal vez para que no fuera tan incomodo si nadie llegara a decir algo en todo el camino.

Me dedique a mirar por la ventana y ver el exterior, de niña no podía hacerlo, siempre terminaba vomitando horrible por que me mareaba el ver como todo se movía de forma tan rápida y fue por esa misma razón que tuve que quitar la vista de la ventana , ya empezaba a sentirme mareada.

Hay cosas que nunca cambian.

Tras varios minutos de silencio por parte de ambos, esta vez fue Liam el que habló por primera vez desde que salimos de mi casa.

-¿Segura que quieres ir? -me miró de reojo, aun con su atención en la carretera.

Asentí, no muy convencida.

Y si, más de una vez Liam me preguntó que si quería ir, que no estábamos obligados a ir pero yo le dije que si por que sentía que podía con eso, que podía enfrentar a mi madre, pero estoy llegando a pensar que quizá mi incomodidad éra muy evidente y él la estaba sintiendo.

Pasó en cuestión de segundos, no tuve tiempo de reaccionar, el auto soltó un sonido horrible y un fuerte frenazo me hizo agradecer que tenia el cinturón de seguridad puesto, miré a Liam asustada, no entendía que estaba pasando, pensé que algo se nos había atravesado en el camino pero la cosa era que no había nada.

NADA.

-Qué pasó? -pude decir.

-No iremos a la fiesta-dio la vuelta sin ningún problema en la carretera y tomó la vía contraria.

¿Que demonios?

-¿Liam?-vi por la ventana, de pronto deje de ver la ciudad y note que estábamos saliendo de ella.

-Ninguno quiere ir- dijo sin quitar la vista de la carretera -solo quiero ahorrarnos un mal rato.

Quise contradecir, quejarme o algo, pero la realidad del asunto es que tenía razón, ninguno de los dos quería ir y fingir, ninguno de los dos quería ser bombardeado de preguntas absurdas y mucho menos escuchar comentarios estúpidos de gente estúpida.

Peligrosa Tentación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora