Volkterra

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Las paredes imponentes del castillo fue lo que los recibió, al igual que las banderas del reino moviéndose por la fría brisa en el ambiente.

Miraz miró hacia adelante encontrándose con el rey de pie en la entrada del castillo, cruzando la estancia en la habían al menos veinte lobos caminando en círculos custodiando a los miembros más poderosos de su manada.

Por qué eso es lo que eran, habían llegado a Volkterra, la tierra de los lobos, libertad y fuego.

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Las explicaciones fueron breves y concisas, Caspian había sido secuestrado por Narnianos, esto tomó por sorpresa a Cerys, ¿por que a Caspian y no al rey?

El rey Ivar, miraba el mapa frente a él, en donde marcaba una gran parte de terreno en donde se encontraban las supuestas bestias.

—Miraz, sabes que me encantaría ayudarte, pero esto también es decisión de Cerys y bueno, ella es mi mano derecha, este trabajo es tanto mío como suyo — él rey miró a su hija, sabía el desprecio que le tenía a los Telmarines, pero el aprecio que le tenía a su amigo Caspian, por eso no le sorprendió escuchar su rápida y conciso:

—Acepto — los ojos de la chica miraban fijamente al moreno frente a ella, los ojos fríos como el hielo causaron una pizca de desconfianza en él.

Él sabía que ella no le creía. No por completo.

—Bien, salimos al amanecer de mañana, por ahora descansen — la mente de Ivar era todo un embrollo en esos segundos, pensado si valía la pena arriesgar vidas por esto — llamaré a mis guerreros y comenzaremos a buscarlo.

—Padre — habló la muchacha sin mover un solo músculo aún mirando a Miraz — podemos llevar algo mejor que a los guerreros.

—No arriesgaremos a la manada, Cerys — habló él hombre llamando la atensión de Miraz — mi mujer e hija se quedan aquí, Cerys y yo iremos junto a nuestros protectores y nada más.

—Gracias Ivar — la chica se puso de pie enseguida, el cabello largo hacía que los ojos del hombre se perdieran entre tantas tensas y el cabello de un color casi blanco era impresionante para un pirata tan bardo como él.

—A cambio — los ojos de Ivar fueron rápidamente a su hija que tenía una postura fuerte, eso lo sorprendió, después de todo los Volk nunca eran feroces frente a sus aliados — no queremos que ningún niño o madre narneano muera — Miraz miró a Ivar que sonreía a su hija, definitivamente la había educado de acuerdo a sus valores.

—¿Cómo haremos eso?

—Siendo civilizados, no somos "bestias" como ellos ¿no es así?

—Muy bien, Cerys, a prepararte, yo atenderé a Miraz — Ivar se puso de pie colocando su mano en la espalda de su hija llevándola a la puerta.

A la caza del rey || Peter Pevensie Donde viven las historias. Descúbrelo ahora