Capítulo 41 "Tal vez mañana lo sepas"

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Narra Silvia...

Ghost me arrastró de una muerte dulce por ahogamiento hasta la superficie llena de vida, la vida que elegí y que ahora me tocaba enfrentar, y que enfrentaría con orgullo.

Me había dado una ducha profunda para reflexionar sobre lo que había pasado, el río me había empezado a arrastrar y me empezaba a quedar sin fuerzas para luchar contra el agua, lo que me motivó fue Víctor, se quejaba desesperado y pataleaba para intentar no ahogarse, debía ayudarlo.

Luciana lo trajo a la vida, lo resucitó, y en ese momento me dí cuenta que la medicina realmente era lo suyo, insistió en salvarlo pese a la negativa de Alejandro, sé que Alejandro tenía las mejores intenciones, no lo hizo a propósito. Sin embargo, estaba obstaculizando el trabajo de mi hermana.

Había visto a mi hermana en muchas facetas, siempre demostrando ser capaz en todo sin ayuda de nadie, le parecia una ofensa que alguien la ayudara y pedir esta ayuda era una humillación para ella, prefería morir o dar la vida por alguien más y hacer las cosas por su propia mano antes de que alguien interviniera.

Por alguna razón tenía cerca de media hora sin ver a König y a Luciana, deben estar en sus cosas de amantes, al menos espero que no la lastime, es enorme, ya me entienden lo que quiero decir.

La noche se prestaba para ir a hurtadillas a la habitación de Ghost, quería verlo, si él me lo permitía, incluso conversar un rato, debía ser rápido, antes de que alguien se diera cuenta, ya Luciana y König estaban desaparecidos, otra pareja más ausente levantaria muchas sospechas.

Me dirigí a su habitación, del otro lado de la puerta escuchaba el volumen bajo casi inaudible de una canción, no sé mucho de música, pero sonaba como una balada, parecidas a las que escucha mi hermana, de esa mujer americana que hace canciones tristes, “cuando lo sabes lo sabes”...

Parecía que todos dormían, no había ni un alma cerca, era perfecta la ocasión, debía entrar y salir rápido.

Toqué un par de veces la puerta con mi puño cerrado esperando que me abriera.

Escuché que se levantaba y ponía los pies en el suelo, sus pasos sonoros se oían a través de la puerta, se aproximaba a ella, así que me alejé unos pasos hacia atrás.

Cuando abrió la puerta alcé mi vista para verlo a la cara, tenía un pantalón de pijamas, una camiseta negra y la máscara puesta, eso no me sorprendía.

— Hola. — saludé.

— ¿Qué es lo que quieres? — refutó dejándo caer su costado sobre el marco de la puerta, no me había cerrado la puerta en la cara así que era una buena señal.

— ¿Qué estás escuchando? — cuestioné, podía escuchar la música con mas claridad ahora que la puerta estaba abierta.

— Pasa, pasa, no te pueden ver ahí parada. — dijo susurrando mientras me halaba por el brazo hacia el interior de la habitación.

Sentía su mano desnuda alrededor de mi brazo, y se sentía tan bien la fuerza que empleó sobre mí, que quisiera un poco más.

La habitación estaba a oscuras casi por completo, solo una lámpara sobre una mesa de luz alumbraba levemente el alrededor, se sentía íntimo, estábamos a solas, la música ambientaba el lugar con un toque oscuro y nostálgico a la vez.

Mein Schatz KönigWhere stories live. Discover now