_Iré a avisarle para que venga a comer - pronunció Jennie. Lisa asintió y la castaña se encaminó a la habitación.

Tocó con suavidad la puerta y llamó su nombre, pero no respondió. Al volver a llamar, el resultado fue el mismo. Curiosa, abrió la puerta en silencio y encontró a Nia sobre la cama, su respiración era lenta. Se había quedado dormida de lado.

Jennie se acercó en silencio, vió la habitación y habían pocas cosas. El armario estaba abierto, era poca ropa la que estaba en su interior. El paquete de pañales que estaba sobre el canasto de ropa, solo quedaban cuatro.

Se acercó a Nia para poder levantarla, pero notó que la mano de la pelimarrón sostenía una billetera abierta. Lo tomó con cuidado para dejarlo en la mesita de noche, cuando una foto se cayó al suelo al levantarlo. Se inclinó a recogerlo y al verlo, era una foto de Nia y Lisa, sonriendo divertidas en una selfie. El estilo de Lisa era muy diferente, tenía lentes y su cabello era suelto, largo. Su vestimenta muy sencilla y suelta. Parecían muy felices.

Jennie suspiró y volvió a abrir la billetera para guardarlo, pero notó algo más al momento de meter la foto. Había una tarjeta que sobresalía a un extremo, parecía estar cubierta. Jennie observó a Nia para saber si seguía dormida, al ver que así era, tomó la tarjeta y quitó el papel que lo cubría.

Lo que leyó le dió un escalofrío, aquello la había sorprendido y generado dudas en su cabeza. Era un aviso de ayuda para mujeres abusadas sexualmente. La tarjeta parecía vieja, había perdido color y se veía arrugada. Aquello la desconcertó más.

_¿Jennie? - era la voz de Lisa. Jennie guardó la tarjeta de inmediato y dejó la billetera en la mesita de noche, girando a la pelinegra que recién se asomaba - ¿Qué pasa? ¿Está dormida? - murmuró.

_Sí...- respondió algo nerviosa. Giró a a Nia y tocó su hombro, pero sintió algo de calor. Curiosa, tocó su mejilla y estaba ardiendo - Lisa - llamó preocupada, tocando su frente - tiene una fiebre muy alta. Está sudando.

Aquella noche no regresaron a casa, Lisa se quedó en la sala cuidando y haciendo dormir a Jung. Jennie estaba en la habitación de Nia, cuidando de ella. Ponía un nuevo pañuelo húmedo sobre su frente y la hacía tomar la medicina que había comprado. Se veía muy débil. Sus lágrimas caían mientras dormía, se removía entre sueño por los malestares. Cada vez que se removía entre sollozos, Jennie la tranquilizaba. Estuvo a su lado toda la noche, al igual que Lisa al lado del bebé.

***

A la mañana siguiente, Lisa decidió ir al hospital con Jung para saber qué es exactamente lo que tiene. Estaba mejor pero quería asegurarse que no sea nada grave. Nia le firmó un permiso y Lisa salió. Jennie se quedó cocinando y a los pocos minutos, alimentaba a Nia con cuidado.

_¿Haz...estado sola estos días cuidando al bebé? - Jennie preguntó curiosa, Nia asentía - ¿Y su padre?

_No lo sé...- respondió por lo bajo - solo me envió una foto de su nariz herida...y me dijo que estaría en reposo por unos días. Que el dinero que tenía para Jung se lo gastó en su cirugía...- cerró los ojos, se sentía muy cansada.

_Disculpa por lo que te diré pero...- Jennie suspiró, dejando el plato sobre la mesita de noche - ¿Por qué cambiaste a Lisa por ese tipo? - Nia la observó, irritada por su atrevimiento, pero guardando silencio - es el hombre más...grotesco que he conocido. Y Lisa es...todo lo contrario.

_¿Estás saliendo con ella? - preguntó con tranquilidad.

_Sí - Jennie mintió - estoy saliendo con Lisa, por eso tengo esa pregunta. ¿Cómo alguien puede engañar a alguien como ella? Causarle ese dolor tan grande y...solo seguir como si nada.

¡No Es Mío!Where stories live. Discover now