-Se que lo que pasó, no fue su culpa. Pero Aberfoth siempre ha sido bueno conmigo.

Instantáneamente Nymphadora se puso de pie. Hemos sido juzgados por los errores de otras personas, nos han castigado pero ya pagamos y podemos ir libres por la vida.

-Pero tú y tu familia no han hecho nada. ayudaron en ese tiempo.

-Hermione no es tan fácil como lo pintas. Puedes ayudar, pero nadie ve eso. Solo ven que eres de las familias que ayudaron al señor tenebroso. Él apellido Black y Malfoy quedó manchado.

-¿Entonces tú no estás encontra de Aberfoth?

-Se puede decir así- Nymphadora soltando una risa amarga-. Por muchos problemas que me pueda traer.

Parecía tan abatida que Hermione sintió deseo de ayudarla de alguna manera.

-Sí te hace sentir mejor, te diré que tampoco la gente está muy interesado en la guerra con tu familia.

-¿De verdad?-preguntó Nymphadora clavándole una mirada de ojos esperanzados.

-De verdad-la tranquilizo la otra mujer. Solo Aberfoth y Céline Parkinson.

El mero hecho que de pensar que esa anciana  era la matriarca de los Parkinson fue suficiente para que Hermione sintiera escalofríos. Céline era una mujer de corazón frío cuyo perpetuo odio hacia el mundo había ido creciendo, borrando atisbo de alma que pudo tener en algún momento.

-Aberfoth y Céline han alimentado un odio intenso contra los Malfoy. Nunca hablan de ellos cuando nosotros estamos delante, pero cuando empiezan los gritos es difícil no captar algo de información.

-Ya me imagino-dijo Nymphadora.

-Pero solo son ellos dos-señalo Hermione-. Harry  Ron y la Molly no quiere saber de esa guerra.

-¿Enserio?

-De verdad, Molly odia que Abertho se ponga a despotricar de tu familia. Incluso en un par de ocasiones ha intentado defender a los Malfoy, pero Abertho no quiso escucharlo.

Nymphadora dejo escapar el aire que tenía retenido en los pulmones y una sonrisa lenta comenzó asomarselé en la comisura de sus labios.

-Al menos es algo-afirmo tragando saliva. Tal vez las cosas puedan cambiar. Tal vez no sea demasiado tarde para... ¡Oh!

-Te encuentras bien?-preguntó Hermione al observar que la mujer palidecía.

-Tengo el estómago un poco revuelto-aseguró Nymphadora llevándoselo una mano al vientre y otra a la boca-. No... no es nada.

-Nymphadora-dijo Narcissa desde la puerta-. Por Merlín, la mujer acaba de tener un bebé. ¿Por qué no sales y la dejas dormir un poco?

-Estoy bien intervino, Hermione.

-Por supuesto-dijo Nymphadora mientras haciendo un esfuerzo visible para controlar el dolor de estómago-. Duerme un poco, Hermione. Te veré más tarde.

-¿Necesitas algo?-preguntó Narcissa con una sonrisa.

Necesitar no, pero si quería algo. Hermione quería ver a Draco. Quería saber dónde estaba y cuando iba a volver, si era que volvía.

Pero no podía decírselo a ellas. ¿Por qué iba a querer Narcissa una madre soltera se relacionara con Draco? Así que Hermione se trago las preguntas que tenía, y en su lugar respondió:

-No gracias, no necesito nada. Ya habéis hecho bastante por mí. No sé ni cómo empezar agradecerles.

-Pues no lo intentes-respondió Narcissa sin dejar de sonreír-. Haber tenido la oportunidad de formar parte de tu pequeño milagro es algo que nunca olvidaré.

-Es un milagro, ¿verdad?-susurró Hermione deslizando la vista hacia su bebé dormido.

-Ya que lo digas-aseguró Narcissa con un suspiro. Bueno, yo tengo que irme, pero Andrómeda se quedará por aquí hasta que Draco vuelva por si necesitas algo.

-¿Se ha marchado?-preguntó sin contenerse.

Trato de formular la pregunta de la manera  más natural posible, pero hubo algo en los ojos de Narcissa que le hizo ver que no lo había conseguido.

-Volverá enseguida.

-Oh-dijo Hermione. No hace falta que...

-Claro que hace falta-la interrumpió Narcissa mirando al bebé-. Incluso los milagros necesitan pañales. Ha ido a comprar algunas cosas para la niña.

Una deliciosa sensación de calidez se entremezclo con una punzada de culpabilidad.

Draco no había huido. Había salido hace otra favor a ella.

-Así que ¿por que no echas una cabezadita mientras el bebé duerme.

-Claro-dijo Hermione sin dejar de sonreír incluso cuando Narcissa salió del dormitorio.

Acurrucandose entre las sábana, atrajo más hacia su hija y la beso dulcemente en la frente. Le dolía todo el cuerpo, pero tenía el corazón jubiloso. La adrenalina que le corría por las venas se había ido y el cansancio se apoderó de ella en cuanto cerro los ojos.

                    *****************

Para cuando Draco llego al apartamento cargado de bolsas con las cosas indispensable para el bebé, Narcissa había bajado ya y Andrómeda estaba dormida en el sofá. Dejó las bolsas en la cocina y despertó a su tía y la mando a su habitación, luego entro al antíguo dormitorio de su prima.

La suave luz de la mañana se filtraba a través de la ventana del fondo proyectandose sobre la mujer que estaba en la cama. Su larga cabellera descansaba sobra la almohada, enmarcando su rostro. Tenía los ojos cerrados, pero incluso en sueños sonreía y mantenía a su hija abrazada.

Observo el subir y bajar de su pecho y se tranquilizó al comprobar que ella y la bebé estaban bien. No había razón para preocuparse. Y sin embargo, Draco sentía una sombría preocupación hermosa sobre él Hermione estaba bien en aquel momento, ¿pero que pasaría después? ¿Que ocurriría cuando regrese a casa sola con el bebé?

Draco frunció el ceño. ¿Qué clase de hombre era capaz de abandonar una mujer así?, se preguntó. ¿Qué especie de ser humano podía darle la espalda a su propio hijo?

¿Y por qué le importaba tanto?

Se metió las manos en los bolsillos y se apoyo contra la puerta sin dejar de mirar a Hermione. ¿Por qué le importaba tanto? ¿Que tenía aquella mujer para haberle llegado al alma en tan poco tiempo?

¿Se trataría de tal vez del complejo del caballero andante que acudía al rescate de damas en apuros? ¿No estaría quizás exagerando lo que realmente sentía?

No, no exageraba. Él no era el tipo de hombre con complejo de héroe. No iba por la vida buscando a gente que salvar. Sencillamente había ocurrido. Y no estaba muy seguro de que hacer al respecto.

Madre e hija dormían plácidamente, ajenas por completo a su presencia. Era mejor así. Tenia un par de cosas en las que pensar, y si Hermione abría los ojos y lo miraba, su cerebro se negaría a cooperar.

Tomó asiento al lado de la cama y estiró el brazo para apartarle a Hermione el cabello de la cara con delicadeza. Ella suspiró dormida y giró el rostro hacia sus dedos. Sonriendo, Draco le acaricio la mejilla maravillándose ante la suavidad de su piel y la descarga eléctrica que sintió subirle por el brazo.

Nunca había reaccionado de modo semejante con ninguna otra mujer. Y se preguntó que clase de hombre era al tener aquellos sentimientos hacia una mujer que acababa de dar a luz.

Pero mientras la observaba dormir, se dijo que por el momento, no iba a plantearse nada. Se limitaría a disfrutar de estar allí en compañia de Hermione, velando su sueño.

Como un rayo de luzWhere stories live. Discover now