—Venir a almorzar no fue idea mía —farfulló Charles.

—Si ya se —respondió mi hermano doblando una servilleta.

Se formo un silencio mire a mi hermano quien puso los ojos en blanco.

—¿Que? —pregunte mirándolo a los ojos.

—Nada —contesto negando con la cabeza.

—Entonces ¿por que hacés esos gestos? —le pregunto enarcando una ceja.

—Por que quiero —contesta con sarcasmo.

—Deja de mirarme así —le pido lanzándole una servilleta de papel.

—No me insultes, no tengo otros ojos.

—¡Ay Oscár! —exclamaron Josh y Charles llevando las manos a la cara.

—¡Ay Oscár! —dijo imitando su voz.

—Aquí está su pedido —dijo un chico dejando los platos frente a nosotros.

—Gracias —respondió Oscár.

—Si necesitan algo mas solo diganme —cometa el mesero.

—Esta bien —dijo Oscár tomando un poco de agua.

El chico asintió y se fue por donde venía.

—Creo, que a partir de ahora iran a comer conmigo —comento Oscár jugando con el tenedor.

—¿Por que? —preguntó Charles.

Se me hace agua la boca, los macarrones no están tan mal, el queso se derrite en mi boca.

—Por que cuando vienen conmigo me tratan bien, no como el otro día que vine solo, el mesero me botó la comida.

—Estas insultando al mesero —dijo Josh.

—Si, no lo defiendas.

—No lo defendí —respondió tomando un poco de zumo de naranja.

—¿Quieres? — Me pregunto alzando una botella de vino tintó.

—No, pero gracias —respondí.

—No sabes de lo que te pierdes —dijo llenando la copa.

—Creí que no tomabas —comento Josh.

—Y no lo hago —nego—. Bueno nada más a veces.

—Por cierto —dije—. ¿Por qué Michell? —ambos se sonrojaron y Oscár empezó a reírse a carcajadas.

—¿A caso importa? —pregunto Charles con sorna.

—Si —sentencie.

—Es nuestro segundo nombre —confeso Josh divertido.

—¡Josh! —exclamo Charles enojado.

Todos comenzamos a reir, los tres se tomaron tres botellas de vino, mientras yo solo veía las burradas que hacían.

Una vez terminado volvimos a casa, Charles y Josh dijeron que me verían en la fiesta.

—¿Que vas a hace? —pregunto mi hermano tirándose en el sofá.

Se me vino a la cabeza la invitación de Amanda.

—Ire a la fiesta de graduación —informe de forma automática.

—Esta bien, pero no llegues tarde.

—No lo hare —respondí subiendo a mi habitación.

Me quite el vestido, me puse unos jeans desgastados, una blusa, me acuesto en la cama, y suena mi móvil.

Cuando todo termineWhere stories live. Discover now