La nena nos miró haciendo un puchero y supe que teníamos que irnos de ahí...

—Rajá de acá pendeja del ort...— le tapé la boca.

—Está por llorar, Mati— negué con la cabeza quitando la mano.

—¡Mamá!— Gritó la nena mientras comenzaba a llorar.

—¿Que haces, amor?— Malena había observado la escena desde lejos quien observaba la escena desde lejos.

Con Matías nos miramos.

—¿Que esperan?— Sonrió —¡corran!—

Los tres comenzamos a correr entre risas, escapabamos de una posible madre luchona que venía por nuestras cabeza.

Nos dirigimos a la salida y nos topamos con Juani quien sin entender nada comenzó a correr con nosotros. Una vez fuera del supermercado pude notar como un guardia de seguridad nos seguía.

—¿Y a este que le picó?— pregunté algo agotada de tanto correr.

—Me traje unas papitas sin pagar y este buzo— Juani se tocó el abdomen, ya que, lo tenía puesto —Perdón—

—¿¡Que!?—
—¿¡Que!?—
—¿¡Que!?—

—¡Me lo estaba probando y ustedes salieron corriendo!... No me iba a quedar solito— tomó una bocanada de aire y corrió más rápido. El guardia no nos dejaba de seguir.

—¿Y la papitas?— preguntó Malena.

—Esas... Esas si me las robé— rió

Me agarró un ataque de risa y comencé a disminuir mi velocidad, ya que, reír me hizo perder el aire.

—¡No doy más!— grite mientras me detenía.

—¡Corre boluda!— Gritó mi mejor amigo mientras bajaba su velocidad.

—¡Vení para acá!— Gritó el guardia mientras agarraba mi brazo y me jalaba hacia él.

Los chicos nos vieron y se devolvieron rápidamente mientras hablaban al mismo tiempo dando "explicaciones".

—¡Cállense!— Gritó él guardia mientras me apretaba más fuerte del brazo. Miré asustada a Matías, ¡No me quería ir presa!.

—Baja un cambio y soltala— Ordenó Matías mientras me intentaba quitar del lado del guardia.

—Mira pibe, estoy haciendo mi trabajo, si no devuelven lo robado tendré que llamar a ma policía— El guardia soltó mi brazo.

—No pero yo no quería comprar esto, no fue intencional— Juani se excusó mientras devolvía el buzo.

—Aja, ¿Sabes cuántas veces escuché eso de chorros como ustedes?— Le arrebató el buzo de las manos y caminó de vuelta.

Con los chicos nos quedamos mirando un  momento mientras respirabamos profundo, estábamos agotados y asustados aún.

—Por lo menos aún conservo esto— Juani comió una papita.

Sonreí.

—¿Que fue todo eso?— Felipe se acercó rápido con las compras y me abrazó.

Simón estaba con él, también llevaba bolsas en las manos.

—Larga historia— Negué con la cabeza.

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Al llegar a la casa ordenamos la mercadería y nos pusimos a tomar unos mates mientras le contabamos a los chicos lo sucedido en el Walmart, hasta que Matías dijo la frase mágica.

Vení conmigo || Felipe Otaño Where stories live. Discover now