Desprecio o amor

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Frase de inspiración: Necesitamos más pastores con olor a oveja que con olor a micrófono
Podcast: predicólicos - Lucas Leys

Considero que antes era parte de los que sentía la nacesidad de ser admirado, de ser buscado o de ser popular, pero hace buen tiempo que esto no me importa nada, que no me importa realmente lo que los demás puedan decir u opinar acerca de mí, ya que aprendí que es mejor y más trascendental lo que opinan estas personas acerca de Dios, que hay muchos que no lo conocen y desean conocerlo, que hay muchos que sólo necesitan un abrazo y muchos pastores de las mega iglesias tienen este punto descuidado, pues se han enfocado tanto en tener seguidores y ser la iglesia popular del momento que dejó de importarles mantener con amor a las personas nuevas, aquellas que llegan con muchas heridas y dolencias que encuentran solamente un refugio temporal en la iglesia, pero que luego se van porque ésta no es más que un club de amigos cualquiera.

La fama es bastante tentadora, pero es un engaño más de la sociedad, pues me hace pensar en las personas súper famosas que tienen millones de seguidores en redes sociales y prácticamente no pueden salir de su casa sin que alguien los reconozca y les pida fotos y demás. Quizás sea esto lo qure muchos buscan y a lo que muchos aspiran onlcuyendo a los pastores, que quieren ver su iglesia llena, que buscan templos más grandes para que lleguen muchas más personas, pero el Evangelio no es justamente un concurso de popularidad, sino que es algo más profundo y grande, pero a veces los pastores olvidan el cuidado de sus ovejas, prácticamente no cumplen lo que dice Jesús de dejar las 99 e ir por la que se perdió.

Yo considero personalmente que el hermano menor, el hijo pródigo o perdido es más importante que el hermano mayor, aquel que está todo el tiempo en la iglesia. ¿Se dieron cuenta de que en esta historia el hermano mayor desprecia al menor? Muchas veces es lo que hacen los que están en cargos superiores en la iglesia con los demás, incluso con los que recién llegan o recién están comenzando a servir en la iglesia, por eso es un refugio temporal, porque al principio son bienvenidos y amados, son importantes, pero luego son tratados mal o despreciados y muchos se van, se decepcionan y nunca más regresan. En vez de ganar almas para Dios muchas veces solemos alejarlas...

Si tomamos a Jesús como ejemplo encontramos que Él rescataba, sanaba y cuidaba a todos, de hecho, por esa razón lo crucificaron, porque se juntaba prácticamente con gente sucia, impura, pecadora, despreciable... Pero Él mostró amor para con todos; la sociedad eclesiástica hoy después de tantos años sigue manteniendo esos miramientos con esa clase de personas: creyéndose más altos, importantes, santos o mejores que las demás personas. ¿Acaso olvidaron quienes realmente son? Yo tengo muy en claro lo que soy: alguien despreciable, pecador, sucio, roto, indigno y lleno de oscuridad, en realidad, todos lo somos y quien niegue esto es una persona completamente falsa y mentirosa. Aún siendo así ese tipo de personas tan desagradables, Dios nos ve con ojos de amor y nos rescata. En eso se resume el Evangelio, en que alguien digno, limpio y lleno de gracia se fijó en personas como nosotros. Entonces, ¿Quiénes somos para juzgar, quienes somos para despreciar a los demás? Ni Dios que tenía autoridad para hacerlo, lo hizo. ¡Ser hijo de Dios es vivir en amor con todos!

Solo fluye!Where stories live. Discover now